Al menos 45 personas murieron y 135 fueron heridas ayer a causa de la explosión de dos coches bomba en el centro de Bombay, la capital comercial de India. Los atentados se sucedieron con diferencias de minutos, el primero en un hacinado barrio comercial, el segundo en un pequeño estacionamiento junto a la Puerta de India, el monumento construido por los británicos que es el símbolo de la ciudad. Nadie se ha responsabilizado por las acciones, aunque la policía india afirmó que sospechaba de un grupo islamista como supuesto autor de los ataques.
El Movimiento de Estudiantes Islámicos ha lanzado en el pasado otros ataques
Los suburbios de Bombay han sido el escenario de al menos cinco explosiones en los últimos ocho meses, incluyendo una bomba que mató a tres personas en un autobús en julio. Pero nada hacía pensar que se golpearía tan directamente en el centro de la gran metrópoli del oeste de India, con unos 14 millones de habitantes.
El Ministerio español de Asuntos Exteriores descartó que hubiese ciudadanos españoles entre las víctimas. La policía india señaló que podía haber extranjeros, aunque no pudo aportar anoche más precisiones a causa del caos que provocó el atentado.
Pakistán, que recientemente ha mejorado las relaciones con la India, condenó los ataques como "actos de terrorismo", según Reuters. Pakistán ha sido acusado por India en el pasado por acoger a radicales musulmanes que planifican ataques en su territorio.
El primer ataque de ayer tuvo lugar en el barrio de Mumba Devi, en una intersección llamada Bhama Sheha Chowk. Es una destacada zona comercial, usualmente tan repleta de gente que los coches no pueden ni siquiera pasar por sus calles, cerca de un importante templo y de un popular mercado de joyas. La zona es una mezcla de indios, tanto hindúes como musulmanes.
La Puerta de India, que está situada en la zona histórica del sur de Bombay, estaba repleta de gente, como siempre, con turistas y mendigos, vendedores de flores y personas que alimentan a las palomas. La bomba estaba en un taxi, que según los testigos ha estado estacionado allí desde la madrugada del lunes, y la explosión fue tan fuerte que hizo saltar por los aires a los cuerpos de las víctimas hasta el mar Arábigo. Una hora más tarde, submarinistas buscaban los restos de las personas o pistas que permitan establecer las identidades de los muertos y los heridos.
La Puerta está cruzando la calle desde uno de los más importantes hoteles del país, el Taj Mahal, que también sufrió daños, aunque de poca consideración. Los taxis, que habitualmente esperan en línea para transportar turistas extranjeros, hacían cola para trasladar a los heridos a los centros sanitarios. Tres hospitales se convirtieron en lo que un funcionario calificó de centros de guerra, con sala tras sala llenándose con los cuerpos sangrantes de las víctimas de todas las edades, desde niños de cuatro años hasta mayores de 60.
"Había piernas y brazos colgando sobre el techo y dentro de mi taxi", afirmó Lal Sahib Singh, un taxista cuyas ropas estaban bañadas en sangre, informa Reuters. "Yo mismo me salvé milagrosamente", añadió Sahib Singh. "Había manos y piernas volando por el aire, sangre por todas partes", dijo Anil Punjabi, cuya joyería estaba al lado del mercado. "Esto es un crimen contra la humanidad", exclamó Afzal Lodhia, un joyero de 31 años.
Aunque nadie ha reivindicado el atentado, el Gobierno indio ha señalado a radicales islámicos. "En el pasado, ataques como éste han sido llevados a cabo en el pasado por el Movimiento de Estudiantes Islámicos de la India (SIMI)", afirmó el viceprimer ministro indio, Lal Krishna Advani.
Este atentado ha sido el peor que ha sufrido Bombay desde la serie de explosiones de 1993, que afectaron a la Bolsa de Comercio y a otros puntos de la ciudad, y que provocaron la muerte de más de 300 personas. Esta acción se produjo en el contexto de los violentos disturbios entre hindúes y la minoría musulmana, originados por la demolición en 1992 por nacionalistas hindúes de la mezquita Babry Ayodhya, del siglo XVI, sobre la cual pretendían erigir un templo hindú. El doble atentado de ayer se ha producido poco después de la difusión de un informe arqueológico que informa sobre la presencia de restos hindúes centenarios sobre los cimientos de la mezquita destruida, aunque la policía no quiso establecer ningún lazo entre estos dos hechos.
Los enfrentamientos de 1993, los peores desde la independencia de India en 1947, se cobraron unos 3.000 muertos, en su mayoría musulmanes. La Corte Suprema mantiene aún la prohibición de realizar actividades religiosas en las proximidades del lugar.
Ante el temor de que se produzcan nuevos actos de violencia, el Gobierno ha aumentado las medidas de seguridad en todo el país.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de agosto de 2003