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La ola de calor ha disparado más de un 80% las muertes en París

La ola de calor que ha disparado la mortandad en Francia ha sido especialmente mortífera en París.Entre el 1 y el 23 de agosto han muerto en París 798 personas más que en el mismo periodo de 2002, lo que supone un incremento del 87%, según aseguró ayer un portavoz del Ayuntamiento de la capital francesa.

El Gobierno francés ha acordado desbloquear 103 millones de euros destinados a los "profesionales de la tercera edad" para hacer frente a esta situación. Se trata de una cantidad cuya atribución fue congelada a principios de año en razón de un deseo y necesidad manifiesta de reducir el gasto público -el déficit francés no respeta el 3% exigido por el llamado Pacto de Estabilidad y Crecimiento- que ahora se revisa ante la catástrofe provocada por la canícula.

Si para el ministro de Sanidad, Jean François Mattei, "todos esos ancianos eran como pequeñas velas, frágiles, que se apagan prematuramente porque se las ha tratado con violencia", lo cierto es que la mayor violencia ha sido la de la indiferencia. "Desde el día 12 contactamos con los hijos para decirles que su padre había fallecido el día 10 por la noche. Ellos estaban de vacaciones. Al final hemos conseguido que vuelvan el día 28. No tenían prisa", constata una trabajadora del Centro de Acción Social de París.

En la capital es donde hay más casos de muertos a los que nadie reclama. "En Lyón o en Marsella ahora no tenemos ningún fallecido en espera de ser reclamado por sus familiares", confirmaban ayer en los depósitos de cadáveres de las otras dos grandes ciudades francesas, por encima del millón de habitantes. En Burdeos (200.000 habitantes), 50 difuntos se encuentran abandonados en el depósito de cadáveres, mientras la responsable regional del servicio, Sophie Gromb, insistía en que "no es fácil" encontrar un medio legal para obligar a las familias a que se hagan cargo de sus familiares fallecidos.

400 cadáveres sin reclamar

"En París el número de cadáveres de los que nadie quiere hacerse responsable está entre los 300 y 400. Cuando acabe la semana espero que habrá disminuido de manera sustancial", dice un responsable del Instituto Médico Legal. Y eso permitirá también cerrar el hangar alquilado en el mercado central de Rungis, pensado para conservar fruta a cinco grados centígrados, o rescindir el contrato por los nueve camiones refrigerados para evitar la descomposición de 130 cuerpos.

Los problemas de logística y técnicas mortuorias son siniestros. Los problemas humanos son dramáticos. Como el de Arthur, 83 años, hoy hospitalizado pero ya fuera de peligro. Él se ocupaba de su hermano Joseph, de 86 años, inválido. La canícula estuvo a punto de costarle la vida a Arthur. Sólo le ha dejado sin memoria. No sabe quién es ni dónde vive. Es incapaz de seguir viviendo de forma autónoma. Joseph espera sin saber nada, sin saber que ahora Arthur no quiere dejar la residencia en la que le preparan la comida.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de agosto de 2003