Un curso de avatares, angustias y malos tragos le han servido al Espanyol para replantearse quién es, dónde está y a qué aspira. Nueve meses conviviendo un día sí y otro también con la angustia del descenso son demasiados y pasan factura. Sobre todo, cuando uno inicia la campaña vendiendo ilusiones inalcanzables como la Liga de Campeones. Eso hizo el presidente blanquiazul el curso pasado, cuando contrató a bombo y platillo a Juande Ramos. Tras la mala experiencia, Daniel Sánchez Llibre ha preferido ahora morderse la lengua. Sabe que el suyo es un equipo modesto y con sobrevivir en el medio de la tabla ya daría botes de alegría. Para ello ha depositado su confianza en Javier Clemente, el técnico que acudió al rescate en diciembre, y le ha dejado que, dentro de lo que cabe, monte un grupo acorde a sus apetencias en su tercera etapa al frente del cuadro blanquiazul.
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Lo que cabe son las limitaciones económicas, que en el Espanyol no parecen acabarse nunca por más que en su día se vendiera Sarrià y que el club lleve años ajustándose el cinturón cada inicio de temporada. En la presente, con 450.000 euros ha tenido suficiente para presentar seis caras nuevas a la sufrida afición perica: Lemmens, Tayfun, Wome, Bastía, Molina y Jordi Cruyff, el fichaje más controvertido. Su militancia en el bando contrario, el Barcelona, y el apellido del gran gurú de la denostada familia azulgrana despertaron ciertas reticencias entre algunos directivos, que, sin embargo, han pasado inadvertidas para la familia perica.
Con las nuevas caras y el bloque que se consolidó en la campaña pasada, Clemente ha armado un equipo aguerrido, como le gusta -aparentemente, muy sólido en la defensa-, pero que despierta dudas de la medular hacia delante. Pese a que ha perdido a De la Peña como organizador, el técnico vasco insiste en que no necesita a nadie en esa posición, pero sí en la banda izquierda, una vez que se ha ido Roger. El camerunés Olembé es el más deseado por Clemente para completar una plantilla que, en la delantera, sigue teniendo como principal referencia a Raúl Tamudo. El capitán ha resuelto sus problemas económicos con el club y se presenta en la mejor disposición para seguir sumando goles a su currículo. No tendrá muchas ayudas; acaso, la del habilidoso Molina y la del versátil Jordi Cruyff, buen rematador de cabeza -el Espanyol necesitaba uno- y jugador ideal para barrer el frente del ataque.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 27 de agosto de 2003