El Valladolid ha vuelto a recurrir a sus métodos habituales para buscar la permanencia, el único objetivo que su frágil situación económica puede permitirle. En el diccionario blanquivioleta la palabra comprar está desaparecida y el único camino viable es el de la cesión, la ficha compartida, algún que otro experimento contractual y la imaginación para formar una plantilla aseada y que no sufra demasiado para llegar a la meta. En junio se marcharon los que así habían llegado un año atrás y para sustituirles llegan otros cinco en casi su misma situación. Y así un curso tras otro.
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El presidente, Carlos Suárez, está harto de hacer equilibrios en el alambre para aliviar una deuda que al menos ha detenido su crecimiento, pero que le impide, por el momento, aspirar a más. Colsa regresó al Atlético, Antonio López se marchó traspasado al Sevilla y, en una paradoja del fútbol, el club pequeño decidió ceder a Mario a un club grande, el Barcelona.
El banquillo supone la novedad más importante. Pepe Moré tuvo que abandonarlo tras varios años de conseguir la permanencia con plantillas que, en un principio, arrojaban más sombras que luces. Se buscaba una opción más alegre y vistosa que la que el equipo había ofrecido en las últimas temporadas y el elegido fue Fernando Vázquez. La mano de Vázquez se ha notado pronto. Los fichajes han buscado sobre todo el gol y, para ello, el presidente le ha dado tres delanteros que tienen la portería dibujada en la cara. El fichaje más atractivo es el de Ariza Makukula, un portugués de origen congoleño que deslumbró por sus golazos hace dos temporadas en el Salamanca y que se ha pasado un año parado en el Nantes. El otro reto que tiene por delante es el de recuperar a Chino Losada para el fútbol después de sus últimas temporadas traumáticas en el Mallorca y el Oviedo. Pero, además, Vázquez se ha traído, también de la Liga francesa, a Cardetti, otro ex del Salamanca, cedido por el París Saint Germain.
Pero, si el presidente le ha dado gol, lo que no ha podido darle a Vázquez son defensas. Pese al fichaje del argentino Pablo Paz, el eje de la línea sigue en torno a Peña y Caminero.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 27 de agosto de 2003