Vestido con un traje blanco impecable, rompiendo así su habitual complicidad con el color negro, llegó Rafael Martos, conocido universalmente como Raphael, al Ayuntamiento de su pueblo natal, Linares (Jaén), para pregonar, ayer tarde, las fiestas de San Agustín. "¿Pregonero de Linares? Suena a canción de copla", se preguntó y se contestó a sí mismo este cantante singular, que desata pasiones y odios por igual, pero nunca indiferencia.
Raphael reflejaba en su rostro la misma ilusión que un artista novel, "o más incluso, porque hay que seguir manteniendo el tipo", recalcó. Y es que, la percepción de la vida ya no es la misma para este artista, que ayer participó en su primer acto público desde que el pasado mes de abril se sometiera a un trasplante de hígado y su vida estuviera durante varias semanas pendiente de un hilo.
"La vida me ha dado demasiadas cosas y últimamente muchísimas más; entonces, yo no tengo derecho a pedir nada, lo que me quieran regalar bienvenido sea".
Su esposa ya pregonó las mismas fiestas hace dos años. Ayer, Natalia Figueroa estuvo arropando a su marido, junto a dos de sus tres hijos. Sólo faltó su hija, que acaba de hacer abuelo a Raphael. "Manuela es preciosa", dijo orgulloso el cantante linarense, que ha cumplido ya los 60 años.
"Sí, me ha cambiado mucho la vida, pero no puedo explicar el qué. La veo diferente en todo", explicó Raphael. De momento, el próximo 25 de septiembre, el cantante linarense iniciará en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, donde debutara como cantante en 1965, una gira para presentar su nuevo disco, que ha grabado con el productor Paco Trinidad y en el que tiene una participación destacada Enrique Bunbury, uno de los discípulos de Raphael.
El artista de Linares tiene esperanzas en que los dos temas inéditos del disco lleguen a ser número uno de las listas de éxitos, sobre todo Desmejorado, un tema que "no tiene nada que ver" con la enfermedad padecida en los últimos meses, "porque es del verano pasado", aclaró el propio Raphael.
Con la perspectiva que le dan 41 años de trayectoria artística, el cantante de Linares se atrevió incluso a dar algún consejo a las nuevas generaciones. "Es más interesante para un artista empezar desde abajo; es complicado pegar un salto tan rápido porque se corre peligro de no asimilarlo", dijo en alusión a los cantantes salidos de la factoría de Operación Triunfo.
Y así, sin perder la compostura y el halo que acompaña a su estrella, Raphael se subió al balcón del Ayuntamiento de Linares para hablar de su niñez -"Se me llevaron con nueve meses y no pidieron opinión", bromeó- y ensalzar una ciudad que, según dijo, la ve muy transformada "muy progresista y subida al tren de la suerte y del trabajo".
Más tarde Raphael encendió el alumbrado de una feria que tiene su principal aliciente en la programación taurina y en el recuerdo permanente a la figura de Manolete, al que el toro Islero segó la vida en el coso de Santa Margarita un 29 de agosto del año 1947.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 28 de agosto de 2003