Dos agentes de los Mossos d'Esquadra (policía autonómica catalana) realizaron a finales de junio, justo antes del día 25, cuando se celebró la primera junta del nuevo presidente del Barcelona, Joan Laporta, un registro en las dependencias del Camp Nou en el que descubrieron escuchas ilegales. Los mossos encontraron cuatro micrófonos, uno en la sala de juntas y tres en despachos de directivos, según informó ayer la Cadena SER. El club se negó a ampliar la información -"ya está olvidado; es irrelevante: qué más da si fueron un micrófono o 25", dijo un directivo-, pero aseguró que todos estaban en la sala de juntas.
"Queremos ser discretos y no armar jaleo", dijeron fuentes del club para justificar la falta de transparencia de la directiva, que, precisamente, ha enarbolado esa bandera para distanciarse del oscurantismo que presidió la época del nuñismo y post-nuñismo con Joan Gaspart y Enric Reyna. La petición de un registro, alimentado por unas sospechas, precisa de una denuncia y, en la mayoría de los casos, del amparo de un juez. Laporta, sin embargo, envió un escrito a la Dirección General de Seguridad de la Generalitat que bastó a los Mossos, aún no desplegados en Barcelona, para dar cobertura legal al registro.
La junta se negó a especular sobre quién colocó los micrófonos -"aunque tengamos sospechas, obviamente, no las diríamos"-, si bien fuentes del club asociaron el incidente a miembros del aparato del nuñismo, borrado del mapa del Barça desde las elecciones de junio. La junta trabaja desde entonces en reestructurar el plan de seguridad del club en colaboración con los Mossos, a los que el Barça, curiosamente, identificaba ayer con el término genérico de "policía".
Un 'mosso', jefe de seguridad
Laporta, un hombre muy próximo a Convergència, está precisamente buscando entre los actuales mandos de los Mossos un nuevo jefe de seguridad para el club que pediría la excedencia para recalar en el Camp Nou.
El dirigente recibió hace una semana todo el apoyo institucional del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, para erradicar la violencia del estadio tras los incidentes en el Trofeo Gamper, cuando los boixos lanzaron bengalas al césped. Ante las cámaras, Laporta avisó de que no cedería al chantaje de éstos, que, según dijo, han pedido dinero y entradas. En realidad, la coacción no existió -nadie contactó con la junta- y la amenaza se limitó a la rumorología alimentada por empleados y ex empleados.
La junta ha contactado al menos con tres mandos de los Mossos, aunque Elías Frade, jefe de la brigada móvil, es el mejor situado. El nombramiento supondrá la destitución del actual jefe de seguridad, Francisco Carretero, de vacaciones el día del Gamper, aunque estaba en el estadio, y Antonio Iglesias, jefe de seguridad del equipo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de agosto de 2003