Después de recorrer casi 7.000 kilómetros durante tres semanas, sorteando hasta 70 icebergs en las heladas aguas que rodean la Antártida, olas de 10 metros de altura y fuertes vientos, el palangrero de bandera uruguaya Viarsa 1, con 13 tripulantes gallegos, se rindió el miércoles pasado a los cuatro buques de Australia, Suráfrica y Reino Unido que le perseguían por haber pescado ilegalmente en aguas australianas decenas de toneladas de bacalao de profundidad, un pez en peligro de extinción que puede alcanzar los 1.000 dólares la pieza en países como Japón, hecho por el que en el mercado negro se le conoce como oro blanco.
"Es una advertencia de que Australia perseguirá a los piratas hasta el fin del mundo"
Antes de la captura, el buque uruguayo se dirigía hacia su capital Montevideo acosado por cuatro embarcaciones, la primera el patrullero australiano Southern Supporter, que le descubrió pescando en sus aguas territoriales, cerca de las islas Heard y McDonald el pasado 7 de agosto. El buque patrulla en seguida sospechó que el Viarsa 1 estaba pescando bacalao de profundidad, una especie que está protegida en las aguas territoriales de 23 países, incluidos Australia y Uruguay, aunque su pesca es permitida en aguas internacionales.
Las autoridades australianas solicitaron refuerzos el 22 de agosto y un día más tarde Suráfrica respondió con el envío del remolcador John Ross y el rompehielos SA Aghulas, capaz de transportar un helicóptero en caso de que fuese necesario asaltar el barco. El Reino Unido también envió, desde las islas Malvinas, el buque Dorada, destinado a la inspección pesquera.
Acorralado, el Viarsa 1, que había aceptado someterse a las autoridades pesqueras uruguayas -lo que implicaba en principio que el buque debía llegar hasta Montevideo para responder de las acusaciones de Camberra-, aceptó que subiesen a bordo las fuerzas de seguridad surafricanas a primera hora de la tarde del miércoles 28 de agosto.
Ni el capitán del navío Ricardo Ribot, ni el resto de la tripulación formada por gallegos, uruguayos y chilenos opusieron resistencia. Ribot comentó ayer desde el buque, a través de su teléfono vía satélite: "Estamos bien, nos abordaron ayer tarde, nos llevan a Ciudad del Cabo, llegamos en 9 o 10 días".
"Estamos bien, embarcaron unos hombres armados y se hicieron con el barco, no opusimos resistencia, claro. También han subido unos australianos que se han puesto al mando de todo", comentó un tripulante gallego a Radio Nacional de España.
El capitán y los 40 miembros de la tripulación son esperados en Suráfrica, desde donde el consulado español ha informado que serán llevados hacia Australia en avión, mientras que el barco seguirá su camino hasta el puerto de Freemantle, en el occidente del continente austral.
Camberra acusa al buque y su tripulación de "depredación de recursos naturales y pesca ilegal de especies protegidas". De resultar culpables, la compañía armadora Navalmar, SA, responsable del navío, deberá pagar una multa de unos 315.000 euros, mientras que los tripulantes se enfrentarían a penas de hasta 12 meses de prisión. Sin embargo, ninguno de los seis barcos que han sido detenidos por el Gobierno australiano desde 1997, acusados con los mismos cargos, han tenido que pagar por ello.
"Esta caza es una advertencia para los piratas de que Australia les perseguirá hasta el fin del mundo para eliminar su actividad ilegal", afirmó el ministro de Pesca australiano, Ian McDonald, quien aseguró que se han encontrado 85 toneladas de bacalao de profundidad. Afirmó también que la decisión de asaltar el buque en alta mar obedece a que no tenían garantías de que Uruguay fuese a castigar a "los piratas".
El más alto responsable de la pesca en Uruguay, Yamandú Flangini, ha asegurado que su país está "muy molesto" con la actitud australiana. "Nosotros somos un país serio, que nos regimos por las normativas internacionales". Afirmó que la detención del Viarsa 1 es ilegal y viola el derecho internacional al encontrarse en aguas internacionales. Sin embargo afirmó que no defiende al pesquero, aunque dijo que será Australia quien tenga que demostrar que la carga se pescó en aguas australianas y no en alta mar.
En la lista negra
El pesquero Viarsa 1 está ubicado en dos listas negras de organizaciones no gubernamentales dedicadas a la protección y a la explotación legal del bacalao de profundidad (www.asoc.org, y www.colto.org). En la primera se pide dar aviso a las autoridades portuarias en caso de verlo fondear en aguas de la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Antárticos, a la que están adheridos 23 gobiernos del hemisferio sur del planeta. En la segunda se ofrecen recompensas de hasta 100.000 dólares por quien informe de las actividades ilegales que puedan llevar a cabo embarcaciones entre las que se incluye el pesquero de bandera uruguaya.
Según han informado en la Embajada española en Uruguay, la sociedad armadora del Viarsa 1, Navalmar, SA, se constituyó con capital español y está a nombre de Antonio Vidal, propietario de Vidal Armadores, empresa asentada en el municipio de Ribeira, en A Coruña, lugar de donde según las primeras informaciones son procedentes los 13 tripulantes gallegos. De hecho el nombre del barco obedece, según el responsable pesquero uruguayo a las siglas de Vidal Armadores, SA. Sin embargo, esta empresa niega que tenga alguna relación con la armadora uruguaya.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de agosto de 2003