España, para lograr su primer título mundial sub 17, deberá superar hoy su obstáculo más difícil sobre el césped artificial del estadio Toolo, en Helsinki. En la final le espera nada más y nada menos que Brasil, el campeón en 1997, en Egipto, y 1999 en Nueva Zelanda, y el subcampeón en 1995.
"Brasil es el mejor equipo en todas las categorías, pero tenemos posibilidades. Debemos jugar nuestras cartas", afirma el seleccionador español, Juan Santisteban.
Brasil es el tercero en la clasificación de la FIFA sobre los sub 17, tras Ghana y Nigeria, y su trayectoria en este Mundial es brillante. Únicamente ha recibido un gol, en el primer partido -contra Camerún (1-1)-, ha marcado 14 y presenta un bloque conjuntado incluso por encima de sus históricas individualidades. Posee una defensa de jugadores corpulentos, una línea de medios técnicos con Jonathan, Arouca y Junior y un ataque versátil: a la fortaleza de Abuda se une la rapidez de Evandro y cada uno ha marcado cuatro goles.
España recupera al interior Silva, que ha cumplido la sanción de dos partidos que se le impuso por su codazo a un rival de Estados Unidos y que ante Corea marcó tres goles en 20 minutos. En cambio, tiene problemas en la defensa, en la que sus dos laterales titulares son baja. Ruz está sancionado y Llorente lesionado, por lo que Santisteban improvisará con Oskitz y Arzo.
La selección española ha remontado un marcador adverso en cuatro de los cinco partidos que ha jugado y llega a la cita de esta tarde más cansada que Brasil. "El jueves [tras la prórroga contra Argentina] había jugadores que no podían ni andar", dice uno de sus técnicos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 30 de agosto de 2003