Los portavoces de los dos mayores partidos de la oposición, PSOE e Izquierda Unida, se centraron ayer en el método elegido por el presidente del Gobierno, José María Aznar, para designar a su sucesor en el PP. Ellos y otros representantes de partidos más pequeños destacaron que la fórmula se parece al famoso "dedazo" mexicano, sobre todo porque nadie dentro del PP parecía conocer antes de ayer la fecha en la que se iba a producir la elección, y mucho menos quién es el elegido.
El más duro fue Jesús Caldera, portavoz parlamentario del PSOE: "Esto ya no es una elección a dedo, sino un dedo superlativo. Con ello, Aznar se asegura la obediencia ciega a él y a su política". Caldera resumió de forma muy clara la idea que deja en su partido la noticia: "Después de Aznar, el aznarismo". El portavoz socialista considera que, con este modo de tomar decisiones, el presidente del Gobierno "ha empezado a dar cuerda a su nueva criatura, a quien le va a representar, a su clon".
En cuanto a las consecuencias políticas de todo ello, Caldera reconoció que el PSOE albergaba alguna esperanza de que el abandono de Aznar fuera positivo para el país, pero visto el método han cambiado de idea porque "el dedo de Aznar supone que detrás de él todo quedará bien atado, ya que ni siquiera habrá consultas".
Aunque Caldera no lo recordó ayer, los socialistas destacan con frecuencia la diferencia de base que hay entre su partido y el PP. Mientras el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, fue elegido democráticamente en un disputado congreso que ganó por nueve votos frente a José Bono, presidente de Castilla-La Mancha, Aznar comunicará su decisión a un grupo de dirigentes que serán escuchados de forma meramente consultiva.
Gaspar Llamazares, coordinador general de Izquierda Unida, prefirió centrarse en el adelanto del anuncio de Aznar. "Seguramente no coincide en este momento la precipitación y la designación del sucesor con las hipotéticas buenas expectativas del PP en sus encuestas manipuladas", afirmó ayer al conocer la noticia en los cursos de verano de El Escorial (Madrid).
La interpretación inmediata del líder de IU es que esto "demuestra que el PP quiere liberarse de la presión y de la crítica ciudadana". "Las cosas se le podían poner peor, tanto a nivel externo, con la guerra de Irak y la responsabilidad del presidente del Gobierno, y a nivel interno con la inquietud que podría producir un proceso de sucesión escondido en el cuaderno azul y las zozobras que eso plantea", concluyó para coincidir después con Caldera en la idea de que el sucesor será un "clon". "Aquel que nombre el señor Aznar tendrá principios firmemente asentados en el sector más neoconservador de la política de la derecha a nivel internacional".
En la misma línea se manifestó el presidente de Iniciativa per Catalunya-Verds, Joan Saura, que calificó de "inaceptable" y "poco democrático" que Aznar designe a su sucesor "en una especie de pseudo-monarquía dentro del PP".
Joan Ridao, portavoz de ERC, aseguró que la forma de designar al sucesor del presidente del Gobierno "dice mucho del talante autoritario" de Aznar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 30 de agosto de 2003