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LA SUCESIÓN DE AZNAR

Rajoy deja el Gobierno y será secretario general del PP como sucesor de Aznar

Presidente y vicepresidente diseñan en Quintos de Mora los ajustes en el partido y en el Ejecutivo

Mariano Rajoy Brey, gallego de 48 años, será -con toda probabilidad- el candidato del PP a la Presidencia del Gobierno. El PP debatirá y votará esta propuesta de José María Aznar mañana y pasado. El jefe del Ejecutivo convocó ayer a mediodía en La Moncloa a los tres candidatos con más posibilidades, Mariano Rajoy, Rodrigo Rato y Jaime Mayor Oreja, y al secretario general del partido, Javier Arenas. Les comunicó su decisión y los cinco sellaron el acuerdo de respaldar al candidato porque "lo importante" es ganar las elecciones. Después Aznar y Rajoy se fueron a Quintos de Mora (Toledo) para diseñar los cambios en la dirección del PP y en el Gobierno para dejar "manos libres y poder" al candidato.

Tiene 48 años, es vicepresidente primero, ministro de Presidencia y Portavoz del Gobierno. A partir de mañana ya no será eso sino candidato del PP a la presidencia del Gobierno. Será el líder entrante del PP. Para que tenga "manos libres y poder" en su partido con el objetivo de que la marca de la gaviota y el fondo azul gane de nuevo las elecciones generales de marzo y le coloque a él en la presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy Brey dejará la vicepresidencia del Gobierno y será propuesto por Aznar como nuevo secretario general del PP. Rajoy está casado y tiene un hijo, es aficionado a los deportes, pero desde el sillón de casa, como se practican por televisión, con un habano como doping autorizado.

Arenas ocupará la vicesecretaría que deja Rajoy al convertirse en el 'número dos'

Aznar se marchó de vacaciones con "los deberes hechos" sobre el guión de la sucesión

El líder saliente, José María Aznar, tenía diseñado milimétricamente, hasta el detalle de las horas, la escenificación de cómo plantearía su sucesión. Se fue con "esos deberes hechos" de vacaciones a Menorca. Y tiene decidido, según su entorno, que "ni tutelará ni vigilará" a su heredero. Por eso dejó sin terminar la última parte del diseño: cómo se reajustará el Gobierno y la dirección del PP para que Mariano Rajoy pueda dedicarse de lleno a intentar llevar a su partido a la victoria electoral en marzo, a revalidar una tercera legislatura con una mayoría "lo más amplia posible".

Esa última parte del diseño de la sucesión la ultimaron en la tarde de ayer Aznar y Rajoy en la finca toledana de Quintos de Mora por la que el presidente del Gobierno tiene predilección. Se trataba de buscar una fórmula para que Rajoy ganase peso político, pero sin tener que encargarse de tareas que le pueden quitar tiempo para su lanzamiento como la cabeza electoral del PP.

Aznar y Rajoy vieron que, por ejemplo, es difícilmente compatible con el nuevo papel de Rajoy como candidato popular a la presidencia del Gobierno que todos los jueves deba dedicar la mañana a presidir la Comisión de Subsecretarios. Eso lo hace ahora como ministro de Presidencia. Y también es difícilmente imaginable que el PP permitiera que su candidato tenga que examinarse cada viernes de las más diversas tareas de Gobierno en la rueda de prensa semanal tras el Consejo de Ministros. Eso lo hace como ministro Portavoz. No repetirá esas tareas porque para volcarse en su nueva función de candidato dejará el Gobierno y será el nuevo secretario general del PP. Ése era el cargo de Javier Arenas, que desde la próxima semana será vicesecretario del partido, la categoría que ahora tiene Rajoy en el PP.

Falta por conocer a quiénes más afectarán los cambios y cómo. Si también intercambiarán papeles Rajoy y Arenas en el Gobierno, quiénes ocuparán los dos ministerios que desempeña el candidato, y si Rodrigo Rato quedará como vicepresidente único. Todo eso lo están viendo Aznar y Rajoy en Quintos de Mora.

Fuentes del PP que admiten tener más intuición que información apuntan la posibilidad de que Jaime Mayor vuelva a entrar en el Gobierno para afianzar la imagen de que todos están en el proyecto de llevar a Rajoy a la presidencia del Gobierno.

En su partido, el nombramiento de Rajoy como secretario general deja claro que el sucesor es el líder entrante. Aznar seguirá siendo el presidente del PP hasta el congreso que celebrará ese partido en enero de 2005. Pero el martes, su Junta Directiva Nacional, que es el máximo órgano de representación que tienen los militantes populares entre congresos, además de debatir y votar a su nuevo candidato someterá a votación la remodelación de la cúpula del partido. Y es que no tenía mucho sentido que en el organigrama del PP Rajoy quedase por debajo de Arenas. Además, hay un precedente: cuando Manuel Fraga, en 1989, encargó a Aznar que compitiera como cabeza de cartel de AP, el entonces líder entrante fue ascendido a una nueva categoría, hasta entonces inédita, de vicepresidente ejecutivo. La situación es ahora muy distinta porque el PP está en el Gobierno.

Pero todo eso se discutirá y votará mañana y el martes en el Comité Ejecutivo y en la Junta Directiva Nacional. Lo que ocurrió ayer y los días anteriores, y cómo se produjo, explica por sí mismo la fórmula de sucesión a la que se comprometió Aznar en enero de 2002 en el congreso de su partido.

Ayer, a mediodía, Aznar citó a la cúpula de su partido en Moncloa: los tres vicesecretarios, Mariano Rajoy, Rodrigo Rato y Jaime Mayor -que, desde enero de 2002, han sido considerados como candidatos con más posibilidades para la sucesión- y al secretario general Arenas. Y fue en ese encuentro de Aznar con sus cuatro primeros espadas donde, supuestamente, todos debatieron la decisión de Aznar de que Rajoy fuera el elegido. Lo lógico es que el interesado lo supiera desde antes, pero eso lo tendría que desvelar él. Y también lo lógico es que los demás lo intuyeran, pues no habían recibido más información previa que la que Aznar facilitó desde la tarde del viernes a prácticamente todos los dirigentes con alguna relevancia en el PP. Tras concluir el Consejo de Ministros, Aznar convocó o telefoneó a la plana mayor del PP -ministros, presidentes del Congreso y del Senado- y a los líderes territoriales de su partido para pedirles que respalden la propuesta que va a hacerles. Pero no les decía cuál iba a ser esa propuesta sino sólo les reclamaba su apoyo.

Eso desde la tarde del viernes. Por la mañana, tras concluir el Consejo de Ministros, donde no se habla de asuntos de partido, Aznar puso en marcha el proceso sucesorio con el escueto mensaje de pedir a Javier Arenas, delante de todos, que convocara para mañana y pasado a los órganos del partido en los que debe discutirse y votarse su decisión.

La puesta en escena, en todo caso, comenzó el lunes en Menorca, y tuvo su segundo acto el miércoles en Quintanilla de Onésimo. En Menorca, en su última cena con militantes populares como cierre de las vacaciones estivales, Aznar se despidió. Era lo que tocaba. Y eso hizo después de soltar un saco de mandobles al PSOE y a su líder, José Luis Rodríguez Zapatero. Tras la dureza de los ataques al PSOE, se emocionó un poco al decirle a los suyos que no volverá a haber cena en Menorca: se le quebró la voz.

El segundo acto de la despedida fue en Quintanilla, también en una cena con su afición. Llegó con su mujer, Ana Botella, y ambos recorrieron, una a una, las mesas de los 600 militantes repartiendo besos y apretones de mano. Después, ya en la tribuna, pidió el voto para su sucesor y le dijo lo que espera de él: Que mantenga la política económica para "dar el paso definitivo hacia el pleno empleo"; que no permita que "nadie juegue" con "la estabilidad constitucional", porque "los países serios no cuestionan cada poco sus instituciones y sus normas de convivencia"; que no olvide que la lucha contra el terrorismo es dura y larga pues el objetivo es derrotarlo; y que mantenga su política internacional, con el eje atlántico y el antiterrorismo como elementos imprescindibles.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 31 de agosto de 2003