El incendio que ha arrasado 1.700 hectáreas de arbolado en la sierra entre Buñol y Chiva, en Valencia, "es obra de un pirómano que conocía muy bien la zona y los métodos para hacer el mayor daño", según el consejero de Administraciones Públicas y Justicia de la Generalitat Valenciana, Víctor Campos. El fuego se dio por controlado a las 19.00 y se destinaron 14 brigadas para trabajar durante la noche.
Aunque durante la madrugada y mañana de ayer las condiciones meteorológicas fueron favorables a las tareas de extinción -ausencia de viento y humedad alta-, por la tarde se registraron algunos rebrotes de las llamas en zonas ya controladas por culpa del viento de levante y porque la mayoría de efectivos aéreos fueron retirados a las 14.00 para acudir a sofocar otro incendio en una zona de alto riesgo, en la sierra de Bernia, en Benissa (Alicante), donde al cierre de esta edición habían ardido unas 150 hectáreas.
El incendio de Buñol-Chiva enervó los ánimos de vecinos, ecologistas y oposición. Manuel Jordán, presidente del grupo ecologista Abrebo de Chiva, denunció que las administraciones, empezando por los ayuntamientos, "no hayan protegido una zona de alto valor ecológico e hidrográfico, ya que es cabecera de La Albufera, y que después de los grandes incendios de 1991 y 1993 conservaba una superficie de arboleda que actuaba como pulmón y fue calificada de Parque Natural Municipal".
Según Jordán, "es mucha coincidencia que el incendio haya sido provocado y afecte a una superficie prácticamente coincidente con la que correspondería a la necesaria para ejecutar los planes de ampliación del parque eólico, la ubicación de una planta de residuos y la explotación de una cantera al aire libre".
345 hectáreas
Los vecinos de la zona apuntaron en esa dirección. "¿Quién se beneficia de este desastre? Es el tercer incendio en la zona y esto ya no lo reforesta nadie. En breve llegarán las lluvias, que se prevén importantes, y arrastrará toda la ceniza que cubre los montes, con ella bajará la tierra seca y descuartizada. Nos quedará la piedra. Y entonces ya podrán hacer lo que querían desde hace mucho tiempo", comentó Pedro Corral, vecino de Peñas Albas, una zona de la sierra de Chiva.
Una casa siniestrada, cuatro afectadas de forma parcial y 345 hectáreas de bosque quemado es el resultado del incendio que se declaró el pasado viernes en Castell-Platja d'Aro y Calonge, informa Oriol Torrellas. El fuego obligó a desalojar a 10.000 personas de 14 urbanizaciones, 3 cámpings y unos apartamentos. La casi totalidad de los desalojados pudieron regresar a sus casas durante la tarde y la noche del mismo viernes, pero 103 personas tuvieron que pernoctar en pabellones polideportivos: 68 en el de Calonge y 35 más en el de Platja d'Aro.
No tuvieron tanta suerte los habitantes de Mas Ros y Mas Nou. La casa de Cornelio y Arne Macres, un matrimonio alemán que reside de forma permanente en Mas Ros, ha sido declarada siniestro total. Es la única, pero en los alrededores no se ha salvado ningún jardín, las fachadas están chamuscadas y en las piscinas el agua es negra en lugar de azul.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 31 de agosto de 2003