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Los regímenes se cierran

Una delegación del Consejo de Gobierno de Irak, presidida por el chií Ibrahim al Jaafari, acaba de culminar en Egipto una gira por varios países árabes. Buscaba reconocimiento diplomático y el sillón de su país en la Liga Árabe. Ese sillón le ha sido negado de momento con el pretexto de que el Consejo no ha sido elegido democráticamente. Es un argumento falaz, porque en ese caso están todos los gobernantes de los 22 países de esa organización. La verdadera razón de la reticencia de los regímenes árabes, amigos o no de Washington, es que el Consejo iraquí ha sido designado por una potencia ocupante.

"No ha habido el menor avance real hacia la democracia y los derechos humanos desde la toma de Bagdad", asegura Yousri Mustafá, director de la Organización Egipcia de Derechos Humanos. Es un comentario que va más allá del Valle del Nilo. Podría decirse incluso que la libertad de expresión ha incluso retrocedido en el mundo árabe. Dos de los símbolos de las primaveras que conocieron Siria y Marruecos tras las muertes de Hafez el Asad y Hassan II se han marchitado. En Siria la revista satírica Addomari, que anima Ali Farzat, ha sido ahogada por el régimen; en Marruecos, el semanario Demain ha sido clausurado y su director, Ali Lmbaret, condenado a prisión.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 31 de agosto de 2003