Si bien la mejora de las perspectivas de crecimiento para la economía mundial (sobre todo, la estadounidense) derivada de los últimos indicadores de actividad y expectativas ha permitido a los índices situarse en zona de máximos anuales, parece que serán necesarios nuevos estímulos para que las bolsas puedan continuar subiendo. Parece difícil que, a corto plazo, se mejoren las previsiones de avance del PIB, por lo que los factores positivos para la renta variable podrían proceder de una relajación de la curva de tipos o de una cesión de la prima por riesgo que los inversores exigen a la renta variable. Ésta, tras la relajación observada en abril, se ha mantenido en niveles que superan la media histórica. La finalización de la publicación de resultados empresariales del segundo trimestre, que se ha saldado con un avance del 9,6%, supone perder otro factor revulsivo a corto plazo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 31 de agosto de 2003