Lleva un par de meses Alberto Ruiz-Gallardón siendo alcalde de Madrid y los coches siguen estacionados en el carril bus, en doble y triple fila; los aparcacoches, trabajando con impunidad, y la policía municipal, pasando de largo. El problema de la indisciplina viaria no se soluciona con sermones, sino con hechos y actuaciones concretas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 1 de septiembre de 2003