El Consejo de Ministros del Gobierno de España en reunión celebrada el 29 de agosto acordó no tramitar la petición de extradición de los criminales terroristas argentinos Videla, Suárez Mason, Astiz y 43 más, acusados de crímenes contra la humanidad.
Podemos imaginar por un momento las reacciones que producirían en este mismo gabinete, adalides del fundamentalismo antiterrorista desde Santurce a Bilbao y desde Madrid a Bagdad, la negativa a extraditar etarras por parte de los gobiernos de Francia, México o Uruguay, por ejemplo.
El presidente Roosevelt decía en defensa de Anastasio Somoza, dictador de Nicaragua: "Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta". Quizá sea ésta la idea asumida por el Gobierno de España, que con su negativa deja en libertad a los liberticidas.
Los etarras festejaban con champagne sus asesinatos; es muy probable que el martes 2 de septiembre Astiz y 45 más celebren su libertad con un asado criollo y brinden a la salud del señor Aznar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 2 de septiembre de 2003