La camiseta que llevaba Juanes, el gran triunfador de la noche de los Grammy Latinos, simbolizó la personalidad bicultural de los galardones: "Se habla español" decía, pero el artista colombiano alternó el español con el inglés. Es el idioma que mandaban los cánones de la Academia Latina de las Artes y las Ciencias de la Grabación (LARAS) para captar a los huidizos telespectadores estadounidenses, que eran el objetivo de la IV edición de los premios más importantes de la música latina. De la veintena de artistas españoles propuestos, David Bisbal recibió el espaldarazo a su carrera.
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La gala retransmitida desde Miami por la cadena CBS fue un éxito de montaje, gracias al elenco de los artistas nominados. El auditorio de la American Airlines Arena se alzó en aplausos con Ricky Martin, Juanes, Thalía, Bacilos y David Bisbal. Si Juanes se consagró con cinco estatuillas-gramófono -grabación del año, álbum del año, canción del año, mejor solista y mejor canción de rock-, David Bisbal recibió el espaldarazo definitivo para su carrera al conseguir el Grammy al mejor artista revelación. El cantante almeriense fue una revelación para el mercado norteamericano, a juzgar por algunas críticas que ayer destacaban su "chorro de voz con un punto aflamencado".
"Esto es lo mejor que me ha pasado en mi vida. Olé", fueron las únicas palabras que pudo articular, nervioso y exultante, al recoger el premio. Ya con el gramófono en la mano, cautivó con su actuación a quienes no le conocían y enloqueció a sus seguidores. Al acabar la ceremonia, Bisbal confesaba que no se lo creía. "Ahora voy a seguir gozando, agradeciendo a Dios y trabajando en mi segundo disco, que va a ser muy latino".
La cosecha de premios españoles no fue quizá tan abundante como se esperaba: Enrique Iglesias (que no acudió a la gala) se llevó el mejor disco pop, por Quizás; el cantaor Pepe de Lucía -mejor álbum flamenco por El corazón de mi gente- y los productores Dania Devora y José Luis Rupérez, por Historia de un soldado en la categoría de mejor álbum clásico. No les sonrió la suerte esta vez al resto de la veintena de artistas españoles nominados, entre ellos, Álex Ubago, Ana Torroja, Serrat, Diego el Cigala, Carmen Linares, José Mercé y Víctor Monge Serranito; los grupos Jarabe de Palo, Ketama, Las Ketchup, y la Orquesta Sinfónica de Barcelona.
Juanes fue la gran estrella del firmamento de los Grammy Latinos. El colombiano, que ya contaba con cuatro grammys de ediciones anteriores, ganó en las cinco categorías a las que estaba nominado. "Nunca pensé que esto me fuera a pasar. Hace tres años estaba perdido en Los Ángeles". Dirigiéndose a la audiencia estadounidense, dedicó sus premios a su país: "Represento la otra cara de Colombia".
Su productor, Gustavo Santaolalla, presidente del sello Surco, comentó que siempre pensó que Juanes tenía algo especial. Fue él quien le dio la primera oportunidad. Santaolalla y su equipo obtuvieron un total de 15 grammys. Su prestigio, sin embargo, no fue respetado por los gorilas de seguridad que abarrotaban la sala de prensa, que lo desplazaron con malas maneras cuando acompañaba a una periodista porque estaba "un metro dentro del área de televisión", en concreto la caseta de MTV. No fue el único incidente protagonizado por la seguridad de los Grammy, que expulsaron por la fuerza y con amenazas de cárcel a una periodista que entrevistaba al presidente de la junta directiva de LARAS, Manuel Díaz.
La seguridad fue una de las muestras de la paranoia que habían creado las amenazas de boicoteo de los anticastristas y el temor, aunque remoto, a un acto terrorista. Al final la gala se celebró sin incidentes, la protesta cubana se canceló aunque no faltaron medio centenar de gritones con pancartas contra el régimen de La Habana a unos 70 metros de la alfombra verde.
La obsesión por la seguridad alcanzó también a los artistas. En el reparto de los 32 galardones que se entregaban antes de la gala retransmitida los agentes no permitieron entrar nada más que a dos de los premiados, uno de los cuales fue Bisbal. El resto de los galardones los recogieron representantes de la Academia en nombre de los músicos. En la gala televisada sólo se entregaron los nueve grammys más importantes.
Manuel Díaz dijo que estaba "satisfecho" por el resultado, aunque el camino para organizar la gala en Miami no ha sido precisamente de rosas. "Ha sido un desafío. Esta ciudad nos ha hecho trabajar el doble que cualquier otra", dijo refiriéndose a la jaqueca logística por las protestas si asistían los cubanos nominados.
Varios cubanos ganaron los galardones. Ibrahim Ferrer ganó el mejor álbum tradicional tropical, y el grupo Orishas el mejor álbum rap-hip hop. Estaban nominados Chucho Valdés, Los Van Van y Charanga Habanera, Los Muñequitos de Matanzas, el fallecido Polo Montañez, Manuel Galbán y el conjunto Camerata Romeu.
De ninguno de estos artistas se hizo mención en la parte televisada de la ceremonia a 110 países. Las notas cubanas fueron para artistas exiliados, empezando por un homenaje a la fallecida Celia Cruz, que encabezó Gloria Estefan. Aunque los premios en teoría no tienen color político, fue reveladora la camiseta que se puso el presentador, George López, que decía "Cuba BC" (BC son las siglas en inglés de antes de Castro).
La ceremonia, que costó cuatro millones de dólares y a la que asistieron 12.000 personas, fue una apuesta arriesgada de la cadena CBS. El año pasado la vieron 3,1 millones de espectadores. Todos los artistas menos una (la puertorriqueña Olga Tañon) hablaron en inglés, y George López dijo -o mejor gritó- algunas palabras en español, como "coño". Y además metió cuñas de política diciendo que los "hispanos no van a votar a Schwarzenegger porque habla el inglés peor que ellos".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de septiembre de 2003