El máximo jefe militar estadounidense en Irak, el general Ricardo Sánchez, pidió ayer más fuerzas internacionales "para hacer frente a potenciales amenazas de seguridad". Sus palabras fueron reforzadas por la visita por sorpresa del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. "Lo importante ahora es constituir una fuerza iraquí significativa", declaró Rumsfeld en lo que parece un reconocimiento de que la seguridad de Irak requiere más vigilancia de la prevista. El secretario de Defensa dijo que están considerando permitir que ex soldados y oficiales de baja graduación del ejército de Sadam se unan a las fuerzas de seguridad iraquíes. El general Luis Feliú, adjunto al responsable norteamericano de Seguridad y Defensa, aseguró el lunes en una entrevista con este diario que eso ya se estaba haciendo.
Sánchez justificó la necesidad de refuerzos internacionales por "si surge una milicia o un conflicto interno de algún tipo". En ese caso, admitió, "puede ser un reto para el que no tengamos fuerzas", como, reconoció, no tener tropas suficientes para patrullar las fronteras y las autopistas. También aseguró que va a desarmar a la milicia de la Brigada Bader, el brazo armado de la chií Asamblea Suprema para la Revolución Islámica en Irak (ASRII).
Ataque en Tikrit
Las declaraciones oficiales insisten en que la situación ha mejorado. Sin embargo, ayer un ataque suicida en Ramadi mató a un civil iraquí y dejó heridos a dos soldados norteamericanos. En otro ataque acaecido a última hora de la tarde, dos soldados estadounidenses resultaron heridos por fuego de misiles antitanque en la la localidad de Faluja. Además, en la madrugada de ayer, la base de la Cuarta División de Infantería en Tikrit sufrió un ataque con morteros que se extendió por unos 15 minutos y no provocó víctimas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de septiembre de 2003