Los mercados de valores mantuvieron la retirada de beneficios en esta última sesión de la semana, no tanto por la altura de las cotizaciones, como por la publicación del índice de desempleo de Estados Unidos en agosto. La tasa de desempleo descendió una décima, hasta el 6,1% y muestra que se siguen perdiendo puestos de trabajo, cuando los analistas esperaban que bajara hasta el 6% gracias a la creación de 20.000 puestos de trabajo.
Para los inversores no es una sorpresa que los indicadores económicos mantengan una trayectoria irregular, pero sí supone un problema la coincidencia de un dato negativo con unos mercados en máximos anuales. La reacción ha sido la lógica en estos casos, con una apresurada reducción de los niveles de riesgo en las carteras y la apertura de un paréntesis cuya duración era objeto de especulaciones entre inversores y operadores.
En la mayoría de las bolsas europeas los recortes fueron bastante moderados al haberse iniciado la retirada en forma un tanto natural el día anterior y porque el dato causante del problema tan sólo fue menos positivo de lo esperado.
El Ibex 35 cedió el 0,48%, pero termina la semana con una ganancia del 1,68%, mientras que el índice general de la Bolsa de Madrid perdía el 0,47% en la sesión y ganaba el 1,66% en la semana.
La Bolsa de París cedió el 0,53% y la de Londres subió el 0,20%, resultando la más perjudicada la de Francfort, con un recorte del 1,62% poco antes del cierre del viernes arrastrada por Wall Street, que a media sesión ofrecía un descenso del 0,75%.
La contratación en el Mercado Continuo bajó hasta los 1.461,92 millones de euros ante la retirada de los inversores, pero la cifra indica que la presión vendedora no fue alta y que había suficientes inversores interesados en tomar posiciones, incluso en contra de la tendencia a corto plazo. Las operaciones institucionales aportaron algo más de 300 millones de euros al total negociado en la sesión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de septiembre de 2003