La decepción fue total en Flushing Meadow. Las dos representantes de Estados Unidos en las semifinales femeninas fueron derrotadas consecutivamente por las tenistas belgas más emergentes del circuito. Kim Clijsters, número uno del mundo a sus 20 años, superó a la ex campeona del Open americano (1998) Lindsay Davenport por 6-2, 6-3, mientras que Justine Henin, campeona este año en Roland Garros, venció a Jennifer Capriati por 4-6, 7-5, 7-6 (7-4). Henin, segunda cabeza de serie, acabó su partido con calambres en la pierna izquierda y deshidratación y ayer existían incluso dudas sobre su participación en la final.
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Fue una clara constatación de que sin las dos hermanas Venus y Serena Williams, el tenis femenino es belga. Clijsters y Henin ya disputaron el pasado mes de junio la final de Roland Garros. En París el triunfo fue para Henin, que se convirtió en la primera jugadora de su país en ganar un título del Grand Slam. Wimbledon siguió siendo feudo de las Williams. Pero las dos se lesionaron antes del Open de EEUU y este hecho abrió las puertas a la esperanza al resto de jugadoras. Para Clijsters la final, que debía disputarse de madrugada, era crucial para confirmar su liderato mundial y ganar su primer título grande.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 7 de septiembre de 2003