Cinco títulos consecutivos, desde 1994 al 98, y 54 triunfos acumuló el estadounidense Mike Doohan en la máxima categoría del motociclismo mundial, la de 500cc, lo que le convirtió en el mejor corredor que recuerda la historia moderna. Y si no lo es de todos los tiempos es porque entre los años 60 y los 70 corrió un italiano que respondía al nombre de Giacomo Agostini, que ganó ocho títulos y 68 carreras. Entre la colección de récords de Agostini está el de haber subido al podio en 22 ocasiones de manera consecutiva. Tras él, en esa clasifiación, figuraba Doohan, con 17. Pues bien: desde ayer ese puesto lo comparten el norteamericano y Valentino Rossi, el único rey que reconoce el motociclismo actual.
No parece muy claro que Rossi esté en crisis, como se decía hace bien poco. Al menos, tras la exhibición de ayer. La película de la carrera fue sencilla: se puso en cabeza el italiano Max Biaggi, por delante de Capirossi y Sete. Por detrás viajaba Rossi, que superó a estos dos batiendo el récord de velocidad y se colocó a rueda de su compatriota. En la vuelta 13 decidió adelantarle y lo hizo con una facilidad insultante. Resuelto el nombre del ganador, con Biaggi segundo, la lucha se volcó en el tercer puesto, que durante un buen trecho fue de Sete. Pero Capirossi apretó. Hubo algún que otro tuya-mía y se llegó a la última vuelta. Adelantó el italiano, Sete le devolvió la moneda en la chicane y salió el primero de la última curva, pero con Capirossi pegado. Y en los 986 metros de la recta de meta, la Ducati de éste impuso su potencia, sus 311 km/h por los 304 de la Honda de Sete.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 8 de septiembre de 2003