Varios ministros del Gobierno israelí pronunciaron ayer una cascada de declaraciones a favor de la expulsión del presidente palestino, Yasir Arafat, a pesar de los llamamientos en contra expresados por EE UU y la UE. El titular de Asuntos Exteriores, Silvan Shalom, planteó su deportación como algo "inevitable, dados los muchos años que lleva implicado en el terrorismo". Entretanto, Arafat se reunió con los miembros del Consejo Central de Al Fatah y propuso como nuevo primer ministro para suceder al dimitido Abu Mazen al actual presidente del Parlamento palestino, Ahmed Qureia.
Un día después de intentar asesinar al líder espiritual del movimiento islamista radical Hamás, el jeque Ahmed Yasín, el Gobierno israelí parece haber puesto en marcha una campaña encaminada a deshacerse de Yasir Arafat. Aunque desde que el presidente palestino fue confinado en la Mukata de Ramala en diciembre del 2001 ya había habido voces dentro del Ejecutivo israelí solicitando su deportación de los territorios palestinos, éstas nunca habían sonado tan fuerte como lo hicieron ayer. Entre ellas destacó la del ministro de Exteriores, Silvan Shalom, considerado como parte del ala moderada del Likud, quien declaró a la radio pública israelí que "su expulsión es inevitable, dados los muchos años que lleva implicado en el terrorismo".
Otros dos ministros, en este caso del ala dura del partido que lidera Ariel Sharon, presentaron también la deportación del rais palestino como algo inexorable. Tanto el titular de Sanidad, Dani Navé, como el ministro sin cartera que supervisa el funcionamiento de los servicios de seguridad, Uzi Landau, abogaron públicamente por recurrir a esta opción. "Nadie puede permanecer ya inmune", señaló Landau, que lleva ya casi dos años pidiendo a su primer ministro que le expulse. Si no lo ha hecho todavía no es porque no quiera -pues el propio Sharon llegó a decir hace unos meses que se arrepentía de no haberle matado en Beirut-, sino por las presiones occidentales para que no lo haga.
Los dirigentes palestinos, reunidos en Ramala para intentar buscar una salida a la crisis de gobierno creada por la dimisión de Abu Mazen, previnieron al Ejecutivo israelí de que cumpla sus amenazas, aduciendo que la ejecución de esta medida tendría más consecuencias negativas que positivas para los ciudadanos israelíes. El ministro interino para Asuntos de Seguridad, Mohamed Dahlan, señaló que "no se dañaría a los palestinos, sino que también dañaría a Israel y al proceso de paz".
Arafat pareció ignorar en un primer momento las amenazas que llegaban desde Jerusalén, concentrándose en sus reuniones con los miembros del Consejo Central del movimiento Al Fatah. Según algunos asistentes, durante la sesión vespertina el presidente propuso al portavoz del Consejo Legislativo (Parlamento), Ahmed Qureia, como nuevo candidato para hacerse con las riendas de la Autoridad Nacional Palestina. Éste, más conocido por su sobrenombre de Abu Alá, pareció comenzar a estudiar la propuesta, a pesar de que ha negado en repetidas ocasiones estar interesado en desempeñar el cargo, fundamentalmente por razones de salud.
Aun así, la posibilidad de que Abu Mazen vuelva a encabezar el Gobierno sigue estando sobre la mesa. En una de sus salidas al patio exterior de la Mukata, el encargado interino de la cartera de negociaciones, Saeb Erekat, aseguró creer que Arafat volverá a pedir al recién dimitido que vuelva a ponerse a disposición. Un sentimiento similar fue expresado por el asesor presidencial, Nabil Abu Rudeina, quien en una entrevista concedida al canal Al Yazira indicó que "Abu Mazen sigue siendo nuestra primera opción, pero si insiste en su renuncia habrá un nuevo nombramiento durante las próximas 48 horas".
Abu Mazen, por su parte, en una breve rueda de prensa celebrada junto a sus oficinas, confirmó la irrevocabilidad de su renuncia. "Mi dimisión es definitiva", afirmó. No obstante, muchos diputados y miembros del Consejo Central piensan que todavía podría reincorporarse a la jefatura del Gobierno, siempre y cuando Arafat le transfiera el control sobre todos los servicios de seguridad -que fusionaría en un solo cuerpo, bajo un mando único, tal como estipula la Hoja de Ruta- y también de las negociaciones con Israel.
En un aparente intento de poner más presión todavía sobre Arafat en estos dos ámbitos, el todavía ministro de Asuntos de Seguridad y favorito de la CIA estadounidense, Mohamed Dahlan, declaró a la agencia Reuters que se mantendrá "al margen de cualquier Gobierno que no esté dirigido por Abu Mazen". [Al menos 10 palestinos resultaron heridos, algunos de gravedad, anoche cuando helicópteros israelíes lanzaron tres misiles contra una vivienda en la localidad de Jan Yunés, en Gaza, informa France Presse. Fuentes del Ejército israelí aseguraron que se trató de un ataque contra un almacén de la organización terrorista Hamás.]
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 8 de septiembre de 2003