Soy un ciudadano vasco (no sé si para todos) amenazado por ETA y por razones profesionales y de seguridad tengo que vivir fuera del País Vasco. Ya que el lehendakari es tan generoso con las familias de quienes están en la cárcel por extorsionar, sabotear o asesinar a ciudadanos como yo que aparecían en las mismas listas, le pido, por favor, que no limite su generosidad a financiar el turismo penitenciario.
Ya metidos en gastos, ¿por qué no subvenciona también a familias como la mía, que para venir a visitarme tienen que recorrer miles de kilómetros?
Yo no he asesinado, chantajeado o amenazado a nadie y tengo que vivir fuera de la tierra de mis antepasados, la misma que me vio nacer y crecer. El único "delito" que he cometido es el decir a los pistoleros y su trama civil, lo que el lehendakari de todos los (nacionalistas) vascos no se atreve a decir por miedo, complicidad o ambas cosas.
Gracias, lehendakari, por esa gran sensibilidad que tiene por las víctimas del terrorismo o por quienes podemos serlo. Gracias, lehendakari, por ser usted tan generoso y amable con los ciudadanos vascos que no tenemos la suerte de poder vivir en Euskadi de la misma manera que lo hacen los que piensan como usted.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 8 de septiembre de 2003