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Reportaje:

Amnistía denuncia el uso de miles de niños soldado en la guerra del Congo

La organización no gubernamental Amnistía Internacional (AI) denunció ayer en Barcelona el uso de millares de niños soldado en la guerra que azota la República Democrática del Congo. El informe de AI recoge los testimonios de estas criaturas, en su mayoría en edad escolar, que fueron arrancadas de sus hogares o de sus pupitres para familiarizarlos con el asesinato son espeluznantes. A muchos de ellos se les obliga a matar a algún miembro de su familia a modo de práctica. Otros, como Sylvian, se enrolaron voluntariamente al perder a sus padres porque creyeron que era la única posibilidad de sobrevivir. Ahora tiene 11 años, pero cuando se alistó acababa de cumplir nueve. La primera vez que mató, cuentan, "la sangre le salpicó la cabeza y tuvo miedo", pero con el tiempo matar se convirtió en una rutina, tanto para él como para sus compañeros.

La guerra del Congo se ha cobrado tres millones de vidas en los últimos cinco años. Otros dos millones y medio de personas se han visto obligadas a abandonar sus casas. En este país de 53 millones de habitantes la esperanza de vida es de 40 años.

El reclutamiento y la utilización de menores de 18 años en los conflictos armados se considera un crimen de guerra contra toda la comunidad internacional. De ahí que Amnistía Internacional haga un llamamiento a los Gobiernos de todo el mundo para que presionen a las partes involucradas en el conflicto del Congo, incluidos los líderes de los grupos armados, aunque a éstos propone llevarlos ante los tribunales internacionales para que rindan cuentas de sus actos.

Abusos y sida

El reclutamiento de niños soldado es algo que ocurre diariamente en este conflicto. Los testimonios de los pequeños ilustran bien sobre las atrocidades y vejaciones sufridas: "Me afeitaron la cabeza con cristales rotos", recuerda Sylvian. Por otro lado, las niñas, sistemáticamente, son objeto de abusos sexuales, razón por la que muchas contraen el sida. A todos se les adiestra para cometer barbaridades.

Para Esteban Beltrán, director de la Sección Española de AI, no basta con denunciar las atrocidades que se cometen, es necesario exigir a los Gobiernos vecinos y a los exportadores de armas que dejen de venderlas. Naciones Unidas ha renovado este año el embargo, pero el negocio armamentístico sigue floreciendo. Beltrán recordó que en algunas de las milicias locales la mitad son niños, y que combaten en la región donde operan fuerzas de pacificación francesas.

Amnistía pide no sólo que saquen del frente a los menores, sino que se juzgue a los responsables de su reclutamiento. Otra medida sugerida es controlar que los recursos naturales que se comercializan no procedan de la región del conflicto. "Hay que quitar la gasolina que prende este conflicto", apostilló.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 10 de septiembre de 2003