Tras varios meses de negociación, la archidiócesis de Boston -una de las de mayor peso en la Iglesia católica de EEUU- accedió anoche a pagar 85 millones de dólares de indemnización a 552 víctimas de abusos sexuales, en su mayoría menores, cometidos por curas. Además de zanjar extrajudicialmente las demandas, el pacto equivale a un armisticio en el enfrentamiento surgido entre la Iglesia católica de EEUU, las víctimas y los feligreses, por los cientos de casos de pederastia que van aflorando tras haber permanecido ocultos durante décadas por la política de secretismo que ha imperado en la jerarquía eclesiástica.
"No existe realmente forma de poder compensar a la gente por lo que les han quitado, pero esto al menos es un reconocimiento de la archidiócesis de los terribles errores cometidos por la jerarquía eclesiástica. Es una manifestación de arrepentimiento", dijo Roderick MacLeish, el abogado que ha representado a la mitad de las víctimas. El letrado y el nuevo arzobispo de Boston, el franciscano Sean O'Malley, cerraron el acuerdo en la madrugada del lunes, después de que O'Malley pusiera 30 millones de dólares más sobre la mesa.
Es la mayor indemnización acordada desde que se destapó el escándalo, en enero de 2002, pero las compensaciones individuales serán inferiores a las de otros casos negociados por separado en distintas archidiócesis de EEUU. Un comité mediador otorgará las cantidades en función del tipo de abuso, la duración y los daños causados. Como promedio, cada demandante recibirá entre 80.000 y 300.000 dólares, y a los padres que han alegado que sus hijos sufrieron abusos, les corresponderá unos 20.000 dólares.
Salvo confesiones de los pederastas, los casos se han limitado a la palabra del agredido frente a la del agresor, sin pruebas de los delitos, y se han dirimido en los despachos de los defensores de la Iglesia y de las supuestas víctimas. Lo contrario, un juicio, o mejor dicho cientos de juicios, habría representado una carga económica y, sobre todo moral y de imagen, muy superior para la Iglesia.
El saldo no obstante ha sido muy negativo para la institución: al menos 325 de los 46.000 sacerdotes católicos de EEUU han sido apartados de sus puestos, varios están en la cárcel, dos han muerto asesinados y otro se suicidó. Además, el cardenal arzobispo de Boston se vio forzado a dimitir por haber encubierto a los pederastas trasladándoles de parroquia en parroquia, por considerar que se trataba de un pecado y no de un delito.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 10 de septiembre de 2003