Año tras año todo aquel que tiene la suerte de poder veranear en la costa gaditana ha de volver a las buenas costumbres de todo ciudadano: acordarse de los antepasados del ministro de turno, especialmente de Fomento, hoy, (Obras Públicas, ayer).
Llevo cerca de 14 años acudiendo de vacaciones en agosto a Conil de la Frontera y aún tenemos que aguantar: primero, la autopista de peaje con el contrato de explotación recién renovado a pesar de la oposición de todos y de haberse amortizado con creces la inversión privada que se hizo en su día; segundo, la conexión de Puerto Real con más de cuatro kilómetros de retenciones el día 1 de agosto, y tercero, la N-340 sin desdoblar desde Chiclana a Algeciras, aunque la demanda de veraneantes se haya incrementado de forma desbordante en la última década.
Siempre me he preguntado hasta cuándo aguantarán veraneantes y gaditanos esta afrenta continua, que no sólo ataca a los intereses económicos de esta tierra, sino que provoca cientos de muertos a lo largo del año en accidentes que se podrían haber evitado con unas infraestructuras, por lo menos decentes.
Espero que en la próxima primavera los gaditanos, y todos los que disfrutamos de sus maravillosas playas, castiguen a todos los políticos de los partidos nacionales, que son responsables de este abandono, ayer el PSOE, y hoy el PP.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 11 de septiembre de 2003