Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

La simplificación del cóctel antisida reduce a la mitad el abandono del tratamiento

Un estudio español demuestra la eficacia de una terapia con tres pastillas diarias

Los cócteles de fármacos para combatir el VIH (el virus que causa el sida) son eficaces, pero complicados de tomar y tienen numerosos efectos adversos. Tantos, que una de cada cinco personas deja el tratamiento. Simplificar la terapia es la vía para garantizar el seguimiento y evitar que aparezcan resistencias. El método para lograrlo es reducir al mínimo (tres diarias) el número de pastillas, y evitar los fármacos con más reacciones negativas. Con ello el abandono de la medicación se reduce a la mitad, según un estudio realizado con 460 voluntarios en Cataluña y Baleares.

Aproximadamente un 40% de las personas con VIH que inician un tratamiento lo abandonan. De ellos, la mitad tiene que dejar la medicación por consejo de su médico, bien por la gravedad de sus efectos adversos (náuseas, vómitos, alergias, trastornos hepáticos y, sobre todo, alteraciones del metabolismo y el reparto de la grasa corporal, la llamada lipodistrofia), bien porque se cansan del rígido horario y número de pastillas (hasta 12 diarias).

Estos últimos casos son los que pueden beneficiarse de la simplificación del tratamiento, según el estudio que publica hoy la revista New England Journal of Medicine, y que ha sido coordinado por el jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínic de Barcelona, Josep Maria Gatell.

El ensayo se realizó con 460 voluntarios, la mitad de ellos pacientes que ya habían experimentado -y fracasado- con otras combinaciones de fármacos para combatir la infección por el VIH, y la otra mitad personas que recibían por primera vez el tratamiento antiviral. El resultado fue que entre quienes tomaron sólo tres pastillas diarias el abandono se redujo a la mitad (del 20% al 10%).

La idea del estudio fue evitar uno de los fármacos habituales en los cócteles contra el VIH, los que inhiben la actuación de la proteasa. Esta molécula es una enzima (las enzimas son las máquinas que realizan los procesos dentro de las células) encargada de cortar las proteínas. Los inhibidores de la proteasa ayudan a frenar la reproducción de los virus porque no permiten que se formen sus proteínas, pero son los culpables de gran parte de los efectos secundarios que sufren los pacientes con VIH.

A los voluntarios se les dio otro tipo de fármacos: los que actúan contra la enzima que el VIH necesita para copiar su material genético (la transcriptasa inversa). Dentro de este grupo de medicamentos hay dos tipos diferentes. Unos suministran a la enzima piezas defectuosas (los llamados análogos de los nucleósidos), con lo que se detiene la fabricación de las cadenas de ADN que forman el material genético; otros directamente sabotean el funcionamiento de la proteasa (los no análogos a los nucleósidos).

Combinaciones sencillas

Gatell y sus colaboradores han medido la eficacia de cócteles formados por tres fármacos: dos análogos de los nucleósidos y uno del otro tipo. Se han probado los tres existentes de esta última clase (abacavir, efavirenz y nevirapina).

Tratamientos de estas características son frecuentes desde hace un par de años en la mayoría de los centros sanitarios españoles. La novedad del estudio consiste en que por primera vez se realiza un trabajo que reúne a tantos voluntarios, de 15 centros, y que permite comparar el funcionamiento de los tres inhibidores de la transcriptasa no análogos, informa Emilio de Benito.

En todos los casos del estudio se ha comprobado la eficacia del tratamiento, medida como un descenso de la carga viral (el número de copias del VIH que circulan por la sangre de las personas infectadas) y con el mantenimiento o aumento de la concentración de linfocitos CD4 (las células del sistema inmunitario que son las víctimas del VIH).

"De momento no se puede erradicar la infección por VIH, pero aportaciones como la de este estudio permiten tratar de forma más simple el sida y mejorar la calidad de vida del paciente a la vez que se mantiene controlada la enfermedad", afirmó ayer Gatell. El hecho de que cada uno de los medicamentos tenga efectos secundarios diferentes permite optar por una combinación u otra en función del perfil y las necesidades del paciente.

La simplificación tiene otra ventaja: permite reservar la posibilidad de añadir posteriormente otros medicamentos, como los inhibidores de la proteasa, a los cócteles de los pacientes que no respondan al tratamiento.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 11 de septiembre de 2003

Fe de errores
El abacavir es un medicamento que pertenece a la familia de los inhibidores de la transcriptasa inversa análogos a los nucelósidos (NRTI), y no al grupo de los inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos (NNRTI), como se decía en la información sobre el efecto de la simplificación del cóctel de medicamentos contra el sida, del jueves 11 de septiembre en la sección de Sociedad.