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Crónica:BALONCESTO | Cuartos de final del Campeonato de Europa

Hasta que Gasol dijo basta

El 'pívot' sentenció el pase de España a semifinales con un majestuoso final ante el correoso equipo de Israel

Con el partido de lo más peliagudo, después de haber tenido que irse al banquillo porque no acababa de coger el tranquillo a la dura y física defensa israelí, volvió la mejor de las versiones de Gasol. Decidió de una forma aplastante y majestuosa el partido y el pase de España a las semifinales, en las que mañana se enfrentará a Italia (La 2, 17.00). Gasol puso punto final a la tortura china que supone cada partido con Israel, que llegó a acariciar el sueño de romper la jerarquía y llegó a situarse a tiro de piedra en el marcador, 58-54, nada más iniciarse el último cuarto. Lo que sucedió después fue cosa de Gasol, que actuó casi en exclusiva y firmó 14 de los 20 tantos de España en el tramo definitivo.

El estilo de juego que propone Israel es digno de figurar en el apartado de indicaciones de los tubos de aspirinas. Produce una tremenda cefalea. Se lo temía el equipo español, que lo conoce a la perfección. Los pilares de ambos equipos llevan enfrentándose desde que estaban en edad de crecimiento. Gasol, Navarro y compañía no se acababan de quitar de encima el sesgo mortificante que supone cada partido contra los israelíes. Su calidad es netamente inferior. Pero poseen la virtud de aferrarse como lapas a la disputa del triunfo. Por muy atrás que se sitúen ocasionalmente en el marcador (23-13, 49-38, 55-47) son como moscas que por más que espantes, siempre vuelven a posarse en el cogote. Lo consiguen, más por pasiva que por activa. Fuerzan errores y más errores. Tantos que acaban desnaturalizando el juego del rival.

España, que arrancó con muy buena pinta, abriendo buenas líneas de pase y acertando en los triples, cayó en cierta exasperación al ver cómo perdía tantas ocasiones para romper el partido y evitar un final apretado. Israel iba haciendo la goma en el marcador a base de romper el ritmo con multitud de variantes defensivas, presión desde la salida del balón, zona, ajustes, dos contra uno, individual, vuelta a la zona. Sin dar un minuto de resuello. España se pasó mirando el reverso del partido en su intento de no incurrir en los errores que propiciaba su rival: errores en la circulación de la pelota, en el tiro, en el pase, pérdidas de posesión. Recurrió, a veces casi en bloque, a sus reservas y Moncho López decidió incluso dar sus raciones de banquillo a Gasol, que no se encontró a gusto en la tela de araña israelí, con Green y Kozikaro proponiendo una batalla física a la que no es proclive el español.

El partido en muchos momentos perteneció a Tapiro más que a Gasol. Un síntoma de que el trajín era el que le convenía a los israelíes, juego lento, lanzamientos al límite de la posesión, ausencia de transiciones rápidas y no digamos ya de contraataques. Moncho López echó mano de Herreros y Marco para mejorar en el tiro, de Grimau para sujetar a Tapiro, pero sólo Garbajosa parecía encontrarse a gusto con el marcaje de un pívot que jugaba por fuera, como él pero todavía más exagerado, como es Saffar. Pero todas las dudas en los emparejamientos y en el espeso debate táctico en que transcurrió el partido quedaron zanjados cuando Gasol dijo basta. Mañana toca Italia, que ayer alcanzó las semifinales tras derrotar por 62-59 a Grecia, que, en caso de vencer, hubiera asegurado ya la presencia de España en los JJ OO de 2004.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de septiembre de 2003