Todos hemos sufrido los efectos agobiantes de esta última ola de calor, como consecuencia del cambio climático provocado por la excesiva emisión de elementos contaminantes a la atmósfera de la Tierra. Aún estamos a tiempo de evitar el oscuro futuro que se nos avecina acometiendo las medidas necesarias de reducción de dióxido de carbono y equilibrando la economía de consumo hacia una actitud respetuosa con la naturaleza y en ello nos pueden ayudar nuestros amigos los árboles. Plantar, repoblar y mantener nuestros entornos y ciudades con ellos es lo más prometedor, pues se dice que un árbol aislado es una nube anclada a la Tierra.
En una de estas noches asfixiantes de calor asistí a un concierto en los Reales Alcázares. A las 22.30 un termómetro próximo marcaba entre 39º y 40º, en los jardines se notaba una mejoría pero al pasar por un centenario cedro del atlas la temperatura bajó considerablemente, eso se debe a que los grandes árboles expulsan a la atmósfera 300 litros de agua diarios a través de la transpiración y 9 kilos de oxígeno. No es un tema anecdótico, necesitamos proteger nuestros árboles para que ellos nos ayuden a sobrevivir.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 13 de septiembre de 2003