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Crónica:FÚTBOL | La jornada de Liga

Al Depor le crecen los 'pichichis'

Pandiani y Tristán coinciden por primera vez y rematan al Sevilla en el Sánchez Pizjuán

Quizá sea que la lluvia fertiliza a los delanteros. Porque en el Deportivo, pase lo que pase, siempre acaba creciendo un goleador. Hace dos años fue Tristán, máximo anotador de la Liga. Cuando éste entró en crisis, apareció Makaay, que también logró el pichichi la última campaña. Y cuando se fue el holandés, han vuelto Pandiani y Tristán, que entran y salen del banquillo sin de dejar de meter goles. Con eso y con la solidez de los años, el Depor sale a victoria por partido.

SEVILLA 1 - DEPORTIVO 2

Sevilla: Notario; Alves, Javi Navarro, Pablo Alfaro, David; Martí, Casquero (Carlos m. 46); Gallardo (Víctor Salas , Baptista (Antoñito m. 69), Reyes; y Darío Silva.

Deportivo: Molina; Héctor, Andrade, Naybet, Romero; Sergio, Mauro Silva; Scaloni (Tristán m. 66), Valerón, Luque (Fran m. 69); y Pandiani (Duscher m.79).

Goles: 0-1. M. 39. Gran apertura de Naybet a Luque, que centra y remata Pandiani. 1-1. M. 50. Reyes mete al interior del área y Darío Silva dispara a la escuadra. 1-2 M. 67. Gran centro de Fran que remata Tristán.

Árbitro: Rubiños. Expulsó a Héctor y amonestó a Pablo Alfaro, Alves, Baptista, Scaloni y Duscher.

En un concurso de toquecitos Tristán le daría un repaso a Pandiani, ariete de pocas virtudes técnicas. Pero el uruguayo desplazó ayer al delantero que marca elegantes goles de vaselina con la selección. Y aunque es muy probable que Irureta reservase a Tristán para el debú en la Liga de Campeones, la decisión del entrenador tenía su pequeño mensaje, que Pandiani se encargó de subrayar. Al uruguayo nadie le verá regates laberínticos ni tiros de precisión, pero, a su manera, también es un especialista en sacarse ocasiones de la nada. Allí donde no le alcanza la técnica Pandiani despliega la marca genética del fútbol de su país, una forja de fe y espíritu de combate. No hay jugada, por rutinaria que sea, a la que Pandiani no acuda buscando lo imposible. Se le ocurre, por ejemplo, acosar al portero cuando nada indica que allí pueda pasar algo. Pero a veces ocurre, como ayer, que casi marca.

La jugada marcó la fase inicial del partido, sobre todo porque un momento después Notario salvó sobre la línea un remate de Scaloni. El Sevilla vio el gesto más temible de su rival y tardó bastante en reponerse. Y cuando estaba encontrando la soltura volvió a aparecérsele Pandiani para resolver un contragolpe dibujado con regla y cartabón. El alma uruguaya del Sevilla debió de sentirse entonces tocada en su orgullo. Y Darío Silva acabó de convertir el choque en un duelo en la desembocadura del río de La Plata, con una jugada que también retrató su origen. Silva recibió de espaldas a la portería, estrechamente vigilado y casi sin ángulo. Se dio la vuelta y en vez de un tiro le salió un rugido que atronó la escuadra por el primer palo ante el estupor de dos tipos tan curados de espantos como Mauro Silva y Molina. Acababa de arrancar la segunda parte y el gol recargó las reservas energéticas del Sevilla.

Pero Irureta salió del apuro echando al equipo para delante. Metió a Tristán y, por primera vez, le hizo jugar Pandiani. Luego también ingresó Fran y el Deportivo encontró el toque que apenas había tenido hasta entonces. Resignado a vivir sin la pelota, el Sevilla pudo resolver por la vía del contragolpe Pero los recién ingresados habían dado aire al Deportivo. Fran se sacó un pase propio de sus mejores años y Tristán, que había entrado con una determinación desconocida, como si le contagiase el espíritu uruguayo, metió un gol más propio de Pandiani que de él mismo. ¿Quién se acuerda de Makaay?.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de septiembre de 2003