Por mi profesión guardo mis artículos, libros, comentarios y conferencias en CD.
En mi actividad familiar ordeno las fotografías en el mismo tipo de soporte que mis escritos.
Como todo el mundo puede entender, los derechos de autor me corresponden a mí.
Pero resulta que no, que voy a pagar derechos de autor de mi propio trabajo a la Sociedad General de Autores de España, ya que cada vez que compre un CD devengaré un impuesto por pirateo.
El impuesto es legal, pero parece revolucionario.
Entiendo que ya que se paga este impuesto por copiar música ya nadie tiene la obligación moral de comprar en los canales oficiales de venta.
A algunos los han liberado, pero a otros nos han subyugado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de septiembre de 2003