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OPINIÓN DEL LECTOR

Malos modos en una estación de servicio

Leo la carta de don Pedro Brufao Curiel, de Madrid, del 3 de septiembre último, y su relato es casi un calco de lo que me ocurrió a mí en una estación de ¿servicio? el pasado día 6.

En mi caso, la reclamación se refería a los aseos, faltos de todo lo que les da el nombre, y la reacción de la empleada, a mi cortés requerimiento de la hoja de reclamaciones, exactamente de la misma manera que si la hubiera insultado. Malos modos, mala disposición, negativa a dar datos sobre el establecimiento, chulería ("¿sabe lo que voy a hacer con esta hoja?") y todo lo que ustedes puedan imaginarse.

Admiro la templanza del señor Brufao, porque yo, aparte de indignarme, no voy a parar hasta que mi reclamación, incompleta por culpa de esa empleada, se tramite debidamente y surta efecto.

La verdad es que uno se pregunta con demasiada frecuencia si esa imagen de civilización y progreso que se nos transmite desde la Unión Europea tiene algo que ver con nuestra realidad cotidiana.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 15 de septiembre de 2003