Una anécdota ficticia: el alcalde de donde vive Inocencio quiere hacer público que sus habitantes son boyantes económicamente hablando. Por eso encarga una estadística para ver cuántos coches hay por familia. Cada familia dispone de tres coches (!!): de las 10 familias que residen, la suya tiene 15, la familia de su cuñado siete, el médico, dos, i el resto uno, exceptuando a Inocencio, que no tiene coche. Pero Inocencio está feliz, porque tiene tres coches: lo dice la estadística.
Ahora, los hechos reales: nuestros gobernantes se llenan la boca diciendo que a cada profesor sólo le corresponden 10 o 12 alumnos. ¡Qué bien! Por eso, no se crea a sus hijos cuando dicen que en Castellano, Historia, Música... (las comunes) van con 29 compañeros más (en ESO) o con 34 (en Bachillerato). ¿Cómo es posible, si lo dice la estadística? Tal vez porque han incluido las familias pobres (Francés, Latín, Griego, Optativas...), con menos alumnos matriculados.
La mismas cuentas con el número de ordenadores por escolar: dos por cada uno. ¡Uau! No aclaran que si el centro sólo dispone de 20 ordenadores, sólo habrá 40 alumnos por nivel.
Repetir una mentira muchas veces la hace cierta. Nunca mejor dicho en lo que se refiere a la cacareada supresión de la "promoción automática": incluso los medios de comunicación menos sospechosos de pleitesía gubernamental lo han aceptado [EL PAÍS, 5 de septiembre]. Pero esa supresión es falsa. En fin, yo tranquilo: seguramente estas cuestiones, si no me las aclara la estadística, me las aclarará, sin ninguna duda, el hecho religioso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de septiembre de 2003