Los granjeros e industriales de India, uno de los países que lideró el G-22, se tomaron el fracaso de la cumbre de Cancún como una victoria de los pobres sobre los ricos, que marca el ascenso de las naciones en vías de desarrollo como una fuerza negociadora poderosa.
"Queríamos que las conversaciones de Cancún fallaran. Es una victoria para los movimientos populares en todo el mundo", dijo M. D. Nanjundaswamy, el líder de los granjeros en el Estado de Karnataka. "Es hora de que los países desarrollados dejen sus intereses egoístas y se concentren en un desarrollo uniforme de todos los países".
En esta región, unos 220 granjeros se han suicidado desde abril, muchos de ellos después de que se malograsen cultivos o de pobres cosechas con los que no cubrían los costes de los créditos, a menudo a un tipo de interés superior al 20%.
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Un portavoz del lobby empresarial Confederación de la Industria India dijo que Cancún había cambiado la forma de las negociaciones comerciales. "Esto no volverá a ser lo mismo", afirmó. "Los países en vías de desarrollo son ahora una fuerza a tener en cuenta".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de septiembre de 2003