La Ertzaintza encontró ayer, a primera hora de la mañana, el cadáver de Arkaitz Otazua, de 24 años, uno de los dos presuntos etarras que el domingo por la noche atentaron contra dos agentes de la policía autonóma en el puerto de Herrera, en Álava. Al cierre de esta edición, los ertzainas rastreaban la zona en busca del otro presunto terrorista, Asier Mardones, de 23 años. Otazua murió a consecuencia del disparo que recibió en el tiroteo con los agentes, uno de los cuales salvó su vida gracias a que llevaba chaleco antibalas. El otro resultó herido de gravedad.
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Los dos agentes tiroteados, pertenecientes a la comisaría de la localidad alavesa de Laguardia, acudieron al lugar de los hechos tras recibir, alrededor de las diez de la noche del domingo, un aviso de una accidente en la carretera que une La Rioja con Álava, en el puerto de Herrera. Los presuntos miembros de ETA abrieron fuego contra los ertzainas con una escopeta de cañones recortados. Los agentes repelieron la agresión. Arkaitz Otazua huyó herido, pero murió desangrado poco después. Presentaba un impacto de bala en la ingle. Su compañero escapó ileso. "Éste es un atentado ejecutado por miembros legales [no fichados por las fuerzas de seguridad] de ETA", informó el consejero vasco de Interior, Javier Balza.
Desde el fin de la tregua de ETA, en diciembre de 1999, ocho terroristas han muerto, siete de ellos al explotarles los artefactos que manejaban. Ignacia Zeberio murió en un enfrentamiento con la Ertzaintza en junio de 1998.
Los partidos políticos condenaron el atentado. El PNV consideró lo sucedido un "mentís a quienes desde medios de prensa españoles y por boca de políticios ensucian la propuesta del lehendakari presentándola como bendecida por ETA".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de septiembre de 2003