Aún resonaban los pitos de los seguidores rojiblancos cuando Gregorio Manzano, el técnico del Atlético, mostraba ante los periodistas su impecable traje gris y una incómoda sonrisa de circunstancias. "Se nos paró la cabeza y se nos pararon los pies", esa fue su gráfica explicación a la contundente derrota. "El resultado fue excesivo pero estas cosas pasan en fútbol. Cuando te meten un gol en contra los partidos cambian totalmente", describió el preparador, que atribuyó al hecho de encajar el primer tanto de Vicente lo abultado de la derrota: "Hubo desánimo y caras largas tras encajar el gol y es muy importante que el equipo no pierda la lógica cuando tienes el marcador en contra".
Manzano no quiso poner etiquetas con nombres al mal juego de su equipo, tampoco quiso valorar la modificación de su sistema, y justificó el cambio de caras con respecto al partido del pasado domingo en Pamplona: "Todos los jugadores que han salido pertenecen a la nómina del Atlético de Madrid". El entrenador jiennense se defendió arguyendo que si el conjunto rojiblanco hubiese ganado el partido "todos los cambios se hubiesen considerado perfectos por todo el mundo".
El central argentino Matías Lequi, más escueto y directo, advirtió: "Hay muchísimo por mejorar. Tambien Ariel Ibagaza, el centrocampista que retrasó el enfado de la grada, admitió que el equipo no había estado bien y dijo: "Hay que crear más ocasiones de peligro".
Algo compartido por Manzano, que concedió: "El tema de la finalización nos empieza a preocupar". El Atlético ha marcado sólo un gol en cuatro partidos, el de Jorge al Albacete de falta directa. Por algo, algo que nuncda había hecho, habrá entrenamiento a las 11.
Rafa Benítez, el técnico del Valencia, confesó sus predicciones cumplidas: "Sabía que robando balones en el centro les haríamos mucho daño al contragolpe".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de septiembre de 2003