Al menos ocho nómadas afganos, entre ellos mujeres y niños, murieron en un bombardeo de la aviación de Estados Unidos en el sur de Afganistán, que también acabó con la vida de dos talibanes. En otro incidente, los radicales islámicos mataron a un jefe de policía local en la provincia de Kandahar, también en el sur del país. Ambos episodios ilustran el resurgimiento de la violencia en Afganistán, que ha vivido pocos momentos de paz en el último cuarto de siglo.
Los civiles dormían el miércoles por la noche cuando una bomba cayó sobre su tienda de campaña en la provincia de Zabul, fronteriza con Pakistán, según informó el vicegobernador Mohamed Omar. Un portavoz militar de EE UU dijo que no podía confirmar el incidente.
Mohamed Gul Neyazi, destacado líder talibán, y otro combatiente murieron en el ataque. "El comandante talibán y su amigo estaban usando un teléfono satelital", explicó el vicegobernador. "Los aviones norteamericanos detectaron la señal y atacaron".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de septiembre de 2003