Este año, la Consejería de Educación se ha querido ahorrar mucho dinero a costa del colectivo de interinos de algunas especialidades, sobre todo de Lengua castellana. La Consejería firmó un pacto con los interinos más antiguos para asegurarles el empleo, o en caso de no haberlo, el sueldo, diferenciando así entre interinos del pacto y de fuera del pacto (los que llegaron después).
Para el presente curso no había empleo para muchos de esos interinos del pacto porque son de especialidades poco demandadas (Latín, Filosofía...). En teoría deberían pagarles para cumplir su promesa, aunque esos profesores se quedaran en casa. Pero se ha optado por concederles las vacantes pertenecientes a otras especialidades y que ya habían sido adjudicadas provisionalmente a profesores de la especialidad específica demandada. De esta manera, este curso, nuestros hijos recibirán Lengua impartida por filósofos.
El pasado día 11 tuvo lugar un acto en la Delegación de Educación de Sevilla para conceder las vacantes, y allí se personaron también los legítimos propietarios de esas vacantes. El espectáculo fue bochornoso. El jefe de personal de la Delegación, Juan Marrufo, hizo alarde de despotismo al no querer proporcionar ninguna información ni justificar legalmente la maniobra. Cuando un fotógrafo de la prensa se personó allí lo echó esgrimiendo que aquello no era un acto público. Me sorprende que al día siguiente nada apareció en los medios de comunicación, pero han dejado sin su puesto a unos 600 profesores y creo que esto es noticia al menos para aparecer en esta sección.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de septiembre de 2003