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Un muerto y 17 heridos en un nuevo ataque contra la sede de la ONU en Bagdad

Cientos de miles de chiíes realizan una demostración de fuerza en la capital iraquí

Un policía iraquí murió ayer y 17 personas resultaron heridas en un nuevo atentado suicida con coche bomba contra la sede de Naciones Unidas en Bagdad. Este ataque en la capital de Irak se produce apenas un mes después de que otra acción suicida contra el mismo edificio matara a 22 personas, entre ellas el representante especial de la ONU, Sergio Viera de Mello, y el capitán de navío español Manuel Martín-Oar.

Eran las ocho de la mañana, hora local (seis de la mañana, hora peninsular española), cuando una violenta explosión pudo escucharse en gran parte de la capital iraquí. Un hombre acababa de hacer estallar los explosivos que portaba en un vehículo justo en la entrada del aparcamiento del cuartel general de la ONU en Irak, en la parte trasera del hotel Canal. En ese momento, un policía iraquí estaba tratando de identificar al conductor.

"Es posible que el terrorista decidiera cambiar de objetivo sobre la marcha, y cuando vio que no le era posible atentar contra el edificio decidiera hacer estallar la bomba allí mismo", explicó el capitán Shon Kearly, del 2º Regimiento de Artillería Acorazada de EE UU.

La explosión desintegró prácticamente el cuerpo del suicida y lanzó restos de su vehículo a unos 500 metros de distancia. El policía iraquí que estaba a su lado murió en el acto, y los heridos, entre los que hay mujeres y niños, formaban parte del grupo de personas que aguardaban para entrar en las instalaciones. Inmediatamente, helicópteros de combate Apache comenzaron a sobrevolar la zona mientras los soldados acordonaban el lugar.

Este segundo atentado contra el corazón de las operaciones de la ONU en Irak ha exacerbado los ánimos de los trabajadores del organismo. "¿Cuántas personas más tendrán que morir para que podamos seguir trabajando y colaborando con los iraquíes para sacar adelante este país?", se preguntaba la española Antonia Paradela, portavoz de la ONU en Bagdad. Paradela señaló que Naciones Unidas se está replanteando su presencia en Irak, aunque recalcó que esto no significa un abandono total de sus actividades en el país.

Desde el atentado del 19 de agosto, la mayor parte del personal de la ONU ha sido evacuado a Jordania o Kuwait, los organismos como Unicef, Acnur o el Programa Mundial de Alimentos han reducido su personal al mínimo y muchos programas han sido paralizados. De 600 empleados que llegó a haber antes del atentado de agosto, quedan 120. El ataque de ayer supone, además, un salto cualitativo en cuanto a los objetivos de los actos terroristas. Ya no se trata sólo de atentar contra los estadounidenses o los ciudadanos y organismos extranjeros, sino también contra los iraquíes que se considera que colaboran con ellos. En los últimos días han aparecido pintadas en Bagdad que rezan "muerte a los traductores". Mientras, en el barrio bagdadí de Khadamiya, un millón de chiíes se concentraban en una manifestación religiosa alrededor de la mezquita del imam Kadher, en una nueva demostración de fuerza y organización ante las autoridades estadounidenses. Milicias armadas chiíes cortaron las calles en varios kilómetros a la redonda del templo, y los controles y cacheos eran exhaustivos tanto para los hombres como para las mujeres. En todo el barrio no había rastro ni de soldados estadounidenses ni de la policía iraquí.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de septiembre de 2003