Cada día, decenas de miles de vehículos entran y salen de Madrid por la calle en la que vivo. Esta calle fue un bulevar y es ahora una especie de autovía con ocho carriles. El panorama es de atascos a casi todas las horas, ruido, contaminación. La mayoría de los conductores que vienen y van viven en las urbanizaciones y pueblos de la zona norte. Yo también podría hacer como ellos: abandonar la ciudad. Así no tendría tantos atascos. Sólo que entonces yo sería uno más de los que vienen y forman los atascos.
Así, cuantos más vecinos nos vayamos, más atasco habrá. ¿No sería mejor deshacer de una vez el círculo vicioso? ¿No sería mejor poner limitaciones para que los vecinos de Madrid podamos vivir dignamente?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de septiembre de 2003