El Bernabéu, cuando llegó su hora, la de comenzar el encuentro, se quedó a oscuras. Varios focos redondos, dibujando círculos, jugueteaban con la grada y, poco a poco, empezó a sonar un sonido híbrido entre el tango y la música de ambiente. En la pantalla del marcador, al compás de las notas, apareció la figura de Alfredo di Stéfano. Primero, en blanco y negro marcando goles, armando paredes y deshaciéndose de rivales. Todo con esa especial velocidad de las imágenes muy antiguas, pero suficiente para adivinar la extraordinaria calidad del presidente de honor del Real Madrid. Después, otra vez Di Stéfano en la pantalla, pero esta vez ya mayor y en color dando sus camisetas del Madrid a Figo o Beckham.
Ayer se homenajeaba al presidente de honor del club blanco. El argentino llegó al Madrid hace 50 años. Y ahí sigue.
La música cesó y una voz en offpuso el colofón con una frase corta: "Gracias don Alfredo". Todo el estadio, incluidos los 600 hinchas del River Plate, el primer equipo de Di Stéfano, empezaron a aplaudir. Concluyó la ovación y tres nietos del mito madridista le entregaron un regalo en forma de placa conmemorativa. Un marco rectangular que albergaba en miniatura todos los trofeos que cosechó como jugador. Al tiempo, en todas las vallas publicitarias del estadio apareció el nombre del ex jugador y ex entrenador del Madrid. En ese momento se hizo la luz y empezó a sonar el himno del Madrid.
En el campo aparecieron las formaciones de los dos equipos y se situaron formando un pasillo cerca de la bocana de vestuarios. Todos los jugadores portaban una pancarta con la efigie del homenajeado.
El público se lo pasó muy bien. El más numeroso, el blanco, cantó e hizo la ola. El del equipo visitante, extrañamente numeroso, muy ruidoso y engrosado por una buena de cantidad de argentinos residentes en Madrid, reprodujo el ambiente de un graderío del país suramericano. Tres bandas de colores emergieron en el fondo norte, donde estaban ubicados, y bajo esas enormes banderolas los aficionados de River se tiraron los 90 minutos que duró el encuentro cantando. Muchos de ellos iban enfundados en la zamarra del equipo o de la selección argentina.
Antes del encuentro, alrededor de 140 personas, entre directivos del River y Madrid, ex jugadores y diversas personalidades del mundo del deporte, se congregaron en un hotel, junto a la familia del homenajeado, para ensalzar la figura de Alfredo di Stéfano.
Por otra parte, Santiago Solari, formado en el River Plate, fue nombrado por votación el mejor jugador del torneo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de septiembre de 2003