A Rocío Dúrcal le queda muy poco de aquel tiempo en que fue una de las estrellas precoces del pop español, pero conserva todavía una voz la mar de juvenil. Decidió hace mucho dejar la efervescencia ye-yé para convertirse en gran dama de la canción hispanoamericana, con especial hincapié en el folclore mexicano y el acompañamiento del mariachi. Sobra especular acerca de lo que hubiera llegado a ser si hubiera seguido su carrera pop, y es de ley reconocer que es ahora una de las artistas mejor dotadas de su generación y que mejor aguanta el tipo en un escenario.
Rocío Dúrcal se mostró en Madrid sobrada de facultades. En su estilo es única y grande, conoce cada registro de su garganta y se dosifica para llegar pletórica al final de un recital de casi dos horas. Es cierto que se mueve por los parámetros de lo más estándar (algunos dirían caspa) y el espectáculo (tres trajes y tres peinados distintos) parece de otra época, pero el repertorio y sus facultades son incontestables. Quédate conmigo esta noche, Me gustas mucho, La gata, Luz de luna, Como tu mujer, Me nace del corazón... son clásicos de su repertorio. Ella los conoce al dedillo y los canta igual de bien que siempre.
Rocío Dúrcal
Omar Guzmán (piano y dirección musical); Ignacio Medrano y Carlos Gallego (piano, teclados); Jesús Sánchez (bajo); Miguel Hernández (percusiones), Arturo Guzmán (bajo); Susana de las Heras, Air Gobera y Alejandra García (coros) y el Mariachi Premier de Ciudad de México. Teatro Lope de Vega (Madrid), 22 de septiembre de 2003).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de septiembre de 2003