La evolución de los mercados de valores consiguió, en esta última sesión, desorientar a los observadores al ofrecer un sesgo descendente que sólo puede ser fruto de la acumulación de datos de difícil lectura.
La programada debilidad del dólar, la millonaria solicitud de apoyo de Estados Unidos para sacar adelante su conflicto en Irak, el anunciado descenso en la producción de petróleo y la incierta recuperación de la economía forman un rompecabezas demasiado complejo como para mantener posiciones en el mercado.
Con todo, la sesión mantuvo la indefinición de las jornadas anteriores agravada, en el caso español, por los ajustes en los engranajes del poder dentro de Telefónica, con un resultado final negativo para el conjunto. Los datos económicos conocidos en la sesión fueron pocos y pasaron desapercibidos para unos inversores cuyo nerviosismo iba en aumento a medida que se acercaba el momento del cierre de esta jornada.
El Ibex 35 se anotó un descenso del 0,63% y cierra en 6.909 puntos, un nivel que es un claro indicador de la presencia de unos problemas de los que hace tan sólo una semana no había noticias. El índice general de la Bolsa de Madrid cedió el 0,50% para cerrar en 731,88.
La contratación en el Mercado Continuo descendió hasta los 2.838,56 millones de euros, pero con una aportación de más de 1.100 millones de euros de las operaciones institucionales. La irregularidad de la jornada, con constantes altibajos dentro de la orientación descendente, favoreció el incremento de la contratación, pero la apertura de Wall Street terminó también con ese juego.
La bolsa estadounidense abrió a la baja y arrastró a los indecisos mercados europeos, destacando el 3,04% que perdió Francfort. París cedió el 0,07% y Londres subió el 0,35%. El principal índice de Wall Street, el Dow Jones de valores industriales, perdía el 1,49% a media sesión y dejaba atrás el nivel de los 9.500 puntos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de septiembre de 2003