La detención de un berlinés de 53 años bajo la sospecha de haber pertenecido a un comando especial de la Seguridad del Estado de la desaparecida República Democrática Alemana (RDA), la Stasi, encargado de realizar asesinatos, ha sacado a relucir uno de los aspectos más tenebrosos de la dictadura prusiano estalinista que erigió el muro de Berlín.
Una información, publicada ayer por el periódico Berliner Zeitung, detalla la implicación de la Stasi en el asesinato, el 19 de noviembre de 1984, de la periodista sueca Cats Falk, que había descubierto un tráfico de armas entre su país y la RDA con destino final a Irán. La periodista y una amiga desaparecieron tras cenar juntas en un restaurante de Estocolmo. Sus cuerpos reaparecieron medio año después en un canal cerca de la capital sueca.
La historia podría ser una síntesis del mejor John Le Carré y James Bond. De la existencia de comandos asesinos de la Stasi se hablaba, pero sin pruebas palpables. La detención, por orden de la Fiscalía federal alemana, de un presunto miembro de ese cuerpo especializado de la Stasi saca a relucir uno de los aspectos más siniestros del régimen comunista de la desaparecida RDA. Se sospecha de que el detenido perteneció a dichos comandos entre 1976 y 1987. Según informa en exclusiva el Berliner Zeitung, se sospecha de al menos tres asesinatos realizados en el extranjero, entre ellos el de la periodista Cats Falk. Relata el periódico con fuentes de la Fiscalía que un comando de tres asesinos al servicio de la Stasi atravesaron la frontera entre las dos Alemanias por el punto fronterizo de Hof y de allí se dirigieron a Suecia a través de Dinamarca.
En Estocolmo contactaron con la periodista, que se jactaba llena de euforia de haber descubierto una red de contrabando de armas y tecnología avanzada entre Suecia y la RDA, que luego desviaba esas armas hacia Irán implicado por aquel tiempo en la guerra contra Irak. La versión más probable apunta a que los agentes de la Stasi contactaron a la periodista y junto con su amiga les dieron una sustancia letárgica para después arrojarlas en un coche a las aguas del canal Hamarby donde aparecieron medio año más tarde.
El método empleado y la época del presunto asesinato coinciden con otro caso oscuro de una muerte atribuida a la Stasi. Lutz Eigendorf, un destacado futbolista del Dynamo Berlín, el equipo de la policía, huyó de la RDA a la otra Alemania con gran indignación del jefe de la Stasi, Erich Mielke, presidente del club. Mielke combatió en España con las Brigadas Internacionales y se encargó, tras su estancia en Moscú durante la II Guerra Mundial, de organizar los servicios represivos de la RDA.
Accidente provocado
Agentes de la Stasi se encargaron de observar a Eigendorf que se mató al estrellarse con su coche deslumbrado por los faros de otro que venía en dirección contraria. Muchos indicios apuntan a que agentes de la Stasi provocaron el accidente y se encargaron de que todo pareciese que Eigendorf había sido víctima de un exceso de consumo de alcohol.
La agencia DPA recoge las declaraciones de Hubertus Knabe, un investigador de las actividades de la Stasi. Según Knabe, la Stasi realizaba sabotajes y también asesinatos "en territorio enemigo". El comando especial encargado de estas misiones contaba con 548 miembros y 168 suboficiales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 26 de septiembre de 2003