La culpa de la intolerable fuga del asesino de la catana la tiene, obviamente, la Junta de Andalucía. De su brillante detención, horas más tarde, es único responsable el Gobierno de la Nación. ¡Viva España y los Legionarios de Cristo!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de septiembre de 2003