He leído con sumo interés el artículo de Soledad Gallego Díaz Los puntapiés de la UE (EL PAÍS, 24 de septiembre). Su análisis sobre la posición de la UE en Cancún igualmente se traduce en la ambivalencia de la UE ante el cierre de todos los Centros de Información de Naciones Unidas en las capitales europeas. ¿Estamos o no por el multilateralismo?, es mi pregunta. Los centros de la ONU, o CINU, como se conocen, eran el vehículo directo entre la Organización de Naciones Unidas y el público en general, el ciudadano de a pie, las organizaciones no gubernamentales, funcionarios ministeriales. Y nada ha hecho la UE, y, por consiguiente, los Estados miembros a nivel individual, ante este cierre que ocurrirá el 31 de diciembre de los corrientes. Sin embargo, la ONU ha de crear un centro regional que esté en contacto con los representantes de los gobiernos acreditados en Bruselas. Pero ¿cuál será la cara, la voz de la ONU, para los numerosos ciudadanos de la UE, por ejemplo en España, que accedían al centro para recabar información, aclaración, e incluso proponían modalidades de colaboración ciudadana con la organización mundial en temas de interés para todos?
Digan lo que digan de la sociedad de la información e Internet, todos sabemos que trabajar en equipo, cara a cara, da más legitimidad a lo que hacemos y establece los parámetros de confianza y credibilidad necesarios para llevarlos a cabo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de septiembre de 2003