Desconozco la razón pero cada vez es más difícil bajar del vagón de un tren en las estaciones más concurridas. Se puede comprobar en la de plaza de Catalunya, por ejemplo.
Los pasajeros que van a subir se apresuran a hacerlo en cuanto se abren las puertas. No importa que haya quien quiera bajar en esa estación, tienen que pelear contra una marea humana que empuja y no piensa que de esa forma se dificulta algo que podría ser tan sencillo, como es bajar dos escalones, si no hay un elemento físico animado delante que te lo impida ¡claro! Algunos usuarios ignoran la consigna, por otra parte lógica, del "antes de entrar, dejen salir".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 28 de septiembre de 2003