Sale la Real Sociedad. Pitos. Lo esperado. La presencia de seguidores blanquiazules era tan escasa que sus aplausos se perdían en el mundanal ruido. La Real se dirige a hacerse la foto ritual de cada partido. Entonces Nihat se abraza con Kovacevic y le susurra algo al oído. Le da ánimos. Seguramente le animaba a marcar el gol que San Mamés siempre le ha negado. Todo un goleador como él, curtido en mil batallas siempre ha perdido la guerra de San Mamés. Nihat, un recién llegado le animó, le alentó antes de la foto, antes del partido.
Cumplido el ritual y prestos a empezar el encuentro, Joseba Etxeberria se dirigió hacia atrás, encontró a Javi González y ambos se fundieron en un abrazo. No consta el motivo entre dos veteranos que han vivido de todo en el fútbol. Asunto particular. Día de abrazos en un derby diplomático. Tanto que San Mamés recibió a Alkiza, el tránsfuga legal, con una ovación más protocolaria que estruendosa. Los servicios prestados al Athletic han sido muchos y el público siguió a pies juntillas las indicaciones de Ernesto Valverde, técnico rojiblanco: "Quiero que aplaudan a Alkiza cuando salga, pero que no aplaudan sus jugadas", dijo en conferencia de prensa. Dicho y hecho. Aplausos en el protocolo e indiferencia después. Mucho hizo Alkiza para darle la razón porque su presencia fue un tanto testimonial, como si le faltara ritmo.
Y como manual indica desde hace años en la Catedral, también hubo pitos para el de siempre. Valeri Karpin jamás hará amigos en Bilbao. Hay inquinas que son para toda la vida, aunque nunca se sepa por qué.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 28 de septiembre de 2003