El sistema de subvenciones para la aceituna y el aceite, un terreno básico para España, principal productor europeo, va a cambiar más de lo esperado. Los ministros de Agricultura, que se reúnen mañana en Bruselas, analizarán por vez primera la novedosa propuesta de la Comisión Europea: adjudicar a cada explotación el 60% de lo que ahora percibe en un pago único y condicionado a la buena gestión agropecuaria del olivar y dejar que el otro 40% lo gestione cada país para que prime a sus agricultores, especialmente donde los bajos rendimientos amenacen con un abandono de la producción.
El aceite, el algodón y el tabaco eran tres productos cuyos sistemas de subvención no se habían modificado en el paquete general de reforma de la Política Agrícola Común (PAC) europea acometida en junio pasado. Tal reforma pretende seguir ayudando al campo, pero no para que produzca más, sino en mejores condiciones.
Con la nueva propuesta, el dinero que va a llegar a España, por ejemplo, va a ser prácticamente el mismo (1.030 millones de euros en 2001 sólo para el aceite), pero tal cantidad ya no dependerá al 100% de lo que produzca el agricultor.
Esta propuesta de Bruselas despeja las dudas sembradas por la misma Comisión sobre la posibilidad de un recorte drástico de las ayudas a los productos mediterráneos tras la reforma general de la PAC. No será así, si bien el recorte general que va a afectar a todos los subsidios agrícolas europeos también abarcará a estos productos: todas las cantidades asignadas quedan prácticamente congeladas y, además, empezará a aplicarse un recorte progresivo que será de un 3% en 2005 y empezará a ser de un 5% a partir de 2007 para trasvasar más dinero hacia desarrollo rural. Las explotaciones más pequeñas quedarán libres de estos recortes.
Las cantidades se establecen en base a lo percibido en las últimas campañas, lo que beneficia al aceite español, que ha vivido un auge espectacular en los últimos años.
Europa, en su dura batalla contra el tabaquismo, desearía erradicar la producción del tabaco si no fuera por sus perversos efectos sociales en el campo. Por ello propone desviar una parte importante hacia la búsqueda de cultivos alternativos. La UE subvencionó en 2001 la producción del tabaco con 973 millones de euros de los cuales España percibió 115 millones. La mayor parte de las explotaciones recibirán el 80% de la ayuda como subvención única no vinculada a la producción y el otro 20% se dedicaría a alimentar la dotación destinada a buscar plantaciones alternativas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 28 de septiembre de 2003