"El corazón tiene razones que la razón no comprende", sentenció a mediados del siglo XVII Pascal. El filósofo fue el primero en convencernos de que el corazón nos proporciona unas certezas que la racionalidad no nos puede dar.
Nuestra vida cotidiana está llena de ejemplos que dan la razón a Pascal. Nos enamoramos de personas, obras y enseres imperfectos y por nuestro lado nos pasan desapercibidas la belleza y la perfección. No cabe duda de que las cosas que tocan nuestras emociones, aun cuando sean imperfectas, son las que nos conquistan.
Pues ahora hablando de vinos, esto mismo ocurre con los grandes vinos de la bodega de Artadi, enclavada en Laguardia. Sus excelsos mostos son más apreciados, valorados y pagados en el mercado internacional que en su propio mercado natural, al que todavía la bodega no ha conquistado el corazón.
A día de hoy, los caldos de Artadi siguen siendo los que, de todo el panorama nacional, reciben mejor puntuación de Robert Parker, el gran "gurú" del vino mundial. Estas buenas calificaciones hacen que se eleve el precio y la categoría de los vinos.
Pero el trayecto hasta aquí no ha sido tarea fácil para Bodegas Artadi. Partiendo del vino joven de maceración carbónica, que fue su debut en el mercado, superó su siguiente reto consistente en defender y potenciar la variedad tempranillo de Rioja Alavesa. Su misión fue dotar a la varietal autóctona de una categoría y estatus que en los inicios de los noventa se tambaleaba por la fuerte implantación de mostos de otras denominaciones. Además, y si tenemos oportunidad no debemos dejar de disfrutar de sus tempranillos en cualquiera de sus gamas. Nos encontraremos vinos golosos, opulentos, concentrados, de muy largo recorrido en el paladar desde el momento que salen de la bodega.
La revolución en el viñedo y en la elaboración convenció a la critica especializada, sin embargo en la bodega saben que no pueden descuidar otros elementos menos técnicos, pero muy importantes para el gran publico, como por ejemplo, la forma y diseño de las botellas, le elección de un buen corcho, así como de las etiquetas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 28 de septiembre de 2003