El Consejo de Administración de Air France confirmó anoche una "oferta de intercambio de acciones" con la compañía holandesa KLM, que a su vez reunió a su órgano de administración para dar su respuesta definitiva, aún desconocida. La operación, destinada a crear la primera compañía aérea de Europa y una de las primeras del mundo, permitirá a Air France tomar el control de KLM, que a su vez obtendrá alrededor del 15% de acciones del conjunto fusionado. Un comité de ocho puestos, cuatro para cada una de las empresas, se encargará de organizar la integración.
La fusión de Air France con KLM implica la privatización de un tramo importante de las acciones del Estado francés en su compañía de bandera. El peso del sector público en Air France bajará por debajo de la mitad del capital. Actualmente, la parte estatal de Air France se eleva al 54,4% de las acciones y probablemente quedará en torno al 45% o quizá menos. La posibilidad de rebajar la participación estatal en Air France al 20% ha sido aplazada para más adelante.
Se espera un anuncio oficial de la operación para esta mañana, antes de la apertura de las Bolsas. El grupo Air France-KLM será la única entidad cotizada, pero las dos compañías mantendrán sus respectivas identidades y derechos de tráfico. La mayoría de los sindicatos franceses son reticentes a causa de las malas consecuencias para el empleo que suponen acarreará la fusión, aunque el presidente de Air France, Jean-Cyril Spinetta, aprovechó una reunión celebrada ayer con el comité de empresa para renovar la seguridad de que no habrá planes de reducción de puestos de trabajo.
La aprobación del Gobierno holandés es indispensable, como propietario del 14% del capital de KLM. Su visto bueno está condicionado, entre otros puntos, a recibir garantías suficientes respecto al mantenimiento del aeropuerto de Schipol como una de las grandes plataformas del tráfico continental e intercontinental. Para vencer los últimos obstáculos se ha previsto un plazo de 15 días.
En todo caso, el proceso de fusión no podrá considerarse completado hasta marzo próximo, en el supuesto de que no surjan nuevos obstáculos como el planteado recientemente por el Gobierno italiano a propósito de Alitalia, que teme quedarse aislada después de haber mantenido relaciones privilegiadas con Air France. Un representante de Alitalia se sentará en el futuro consejo de administración del grupo fusionado, siempre según fuentes sindicales.
Según datos de las mismas fuentes, no confirmados oficialmente, el grupo que controlará las dos compañías sólo poseerá, en una primera fase, el 49% de los derechos de voto de KLM. El resto quedará en manos de dos fundaciones por un plazo de varios años. Este diseño se ha hecho para permitir que el Gobierno holandés preserve sus intereses en el aeropuerto de Amsterdam y pueda vencer las resistencias en su país al temor de quedarse sin la compañía aérea de bandera. El presidente de Air France se ha comprometido -siempre según fuentes sindicales- a no desarrollar líneas aéreas desde el aeropuerto parisiense de Roissy-Charles de Gaulle que entren directamente en competencia con las de KLM desde el aeropuerto de Schipol.
Líder del sector
El grupo resultante del proceso de fusión se convertirá en la primera compañía aérea de Europa, por delante de British Airways y de Lufthansa. Su cifra de negocios agregada se eleva a 19.200 millones de euros. Las dos empresas juntas transportan unos 60 millones de pasajeros cada año. La paciente construcción de un líder europeo del transporte aéreo le debe mucho a la discreta labor del actual presidente de Air France, Jean-Cyril Spinetta, muy alejada de las espectacularidades y vaivenes que han azotado últimamente al capitalismo francés.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de septiembre de 2003